El cura murió degollado, según indican varios medios franceses. Otro de los rehenes está en estado crítico, según ha confirmado la Policía.
El presidente francés, François Hollande, y el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, se dirigían al lugar de los hechos. Esta toma de rehenes se produce en un contexto de alta tensión en Francia, doce días después de un atentado en Niza que dejó 84 muertos.