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Video: la emoción de Djokovic por el espectacular recibimiento en su país

Luego de ganar su título 24° de Grand Slam en Nueva York, el tenista se quebró ante una multitud que lo aclamó en su vuelta a casa. El recuerdo de sus comienzos, en un simpático video que se conoció en las últimas horas.
"Cuatro". Empuñando la raqueta, en una cancha de Kopaonic Mountain, Serbia, un pequeño Novak Djokovic seguía las indicaciones de su profesor, que le pregunta qué edad tiene.

Se la conoce como la primera clase que tomó Nole en su vida y las imágenes han ganado las redes sociales en las últimas horas, luego de la cuarta consagración en el US Open del tenista que más títulos de Grand Slam ganó en la historia: 24. Ello, tras la victoria por 6-3, 7-6 (7/5) y 6-3 sobre el ruso Daniil Medvedev.

Equipo de gimnasia verde y gorrita roja y blanca, Djokovic pega una y otra vez su golpe de derecha, alentado por el instructor. Que luego lo aconseja sobre cómo posicionar sus pies a la hora de ejecutar el revés, que ya sería a dos manos. Y aunque el momento que más parece disfrutar es el posterior, cuando le toca juntar todas las balls utilizadas, nada como chocar las palmas con el profe a modo de felicitación tras conectar una sucesión de tiros que pasaron cómodamente la red.La primera parte estaba cumplida. Hasta que llega el momento del premio mayor: un rico helado que Djokovic disfruta a pleno, mientras es filmado. Una grabación casera que hoy cotiza en bolsa.

Era el 23 de junio de 1991. Cuatro años recién cumplidos y seguramente ni Srdjan ni Dijana, padre y madre, imaginaban lo que ocurriría apenas unos años después con ese chico. Lo mismo que el entusiasta docente que sabía cómo motivar en su primera jornada de tenis al chico nuevo.

A esa altura, Roger Federer tenía 10 y Rafael Nadal, 5. En aquel 1991, el número 1 del mundo se repartía entre el alemán Boris Becker y el sueco Stefan Edberg.

Srdjan y Dijana, como tantas otras veces, estuvieron este domingo en el box de la cancha central del Arthur Ashe, en las afueras de Nueva York, acompañando a aquel chico del chico. A este hombre de 36 años y gran campeón de hoy, padre de familia con dos hijos (Stefan y Tara), casado con Jelena y uno de los mejores deportistas de la historia.Es el tenista que la gente menos idolatra del Big Three, pero no por ello deja de reconocer sus enormes méritos. No en vano ha conquistado todo lo que logró. Y sigue, en busca de más gloria. Ni la pandemia ni su oposición a vacunarse contra el Covid, algo que lo terminó perjudicando deportivamente, frenaron su andar arrasador. Las lesiones de Federer y de Nadal también le abrieron una puerta para escaparse en ese liderazgo histórico.

Nole había llorado con la pequeña Tara en brazos al consagrarse en Nueva York. La pequeña no estuvo en el box, sino en un costado de la cancha, enfrente de la silla donde se sentó su papá en los cambios de lado.

"Cuando llegué a la cancha la vi. Ella me sonrió cada vez que necesitaba esa energía infantil inocente. Cuando estaba pasando por momentos muy estresantes, sobre todo en el segundo set, cuando necesitaba un empujón de fuerza, ella me regalaba una sonrisa. A ella le gustaba. Fue divertido verlo", aclaró Djokovic, que volvió a ser el N° 1 del mundo.

También lloró con el resto de su familia y los allegados en el box en la cancha central de Flushing Meadows, como el actor Matthew McConaughey, y probablemente en los vestuarios, cuando bajó un poco la adrenalina.
Le rindió tributo con una remera especial a su amigo Kobe Bryant, con quien sostenía largas charlas sobre cómo manejarse en los momentos cruciales de las grandes finales, acerca de cómo ser "más ganadores", y emprendió el regreso a casa, donde sería homenajeado junto a un grupo de atletas a los que admira y con quienes tiene una gran relación: el seleccionado masculino de básquetbol, que acaba de ser subcampeón en el Mundial de la especialidad, cuya final perdió con Alemania, en Filipinas.

Y todo fue conmovedor en los balcones del Ayuntamiento de Belgrado, la capital de Serbia. Recibidos y saludados por una multitud, Djokovic no aguantó. Se quebró como pocas veces se lo ha visto y debió ser rodeado y contenido por los basquetbolistas. Un momento muy especial para el serbio, que fue aclamado por el público, que gritaba "Najveci, najveci" ("el más grande").

El propio Djokovic se refirió a su reconocimiento mundial luego de la conquista en Flushing: "Es un hecho: si no fuese serbio, hace muchos años me habrían glorificado a nivel deportivo, especialmente en Occidente. Pero eso es parte de mi viaje, estoy orgulloso de venir de Serbia; todos estos logros son más dulces y aún más satisfactorios".

La actividad de Djokovic no tendrá pausas: de Belgrado viajará a Valencia para sumarse al equipo de Copa Davis de su país, que este viernes chocará contra España, en un partido muy esperado. No estará Carlos Alcaraz, pero igualmente será un duelo interesante. Djokovic espera seguir con su ronda de festejos, en este caso junto a r Laslo Djere, Miomir Kecmanovic, Dusan Lajovic y Hamad Medjedovic, los otros integrantes de la alineación.

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