Prometió, además, que revisará los precios de medicamentos, pensiones, seguros de desempleo y salarios, entre otros: "Estamos trabajando en un conjunto de medidas".
Pese a este anuncio, Piñera condenó los actos de violencia, que ya dejaron 11 muertos y miles de heridos y detenidos: "He escuchado con empatía sus sueños y esperanzas de una vida mejor, pero una cosa muy distinta es la brutal violencia y destrucción que han desatado delincuentes".
En esa línea, llamó a la oposición al diálogo. "Mañana me reuniré con presidentes de partidos, tanto de gobierno como de oposición para poder explorar y ojalá avanzar hacia un acuerdo social que nos permita acercarnos con rapidez y eficacia hacia mejores soluciones a los problemas que aquejan a los chilenos".
Sobre su frase de "estamos en guerra", que generó controversia en las últimas horas, expresó: "Sé que a veces se ha hablado duro contra la violencia y delincuencia, lo hago porque me indigna ver el daño que provoca".
"Estamos trabajando en un plan de reconstrucción, porque el daño que ha causado estos días de violencia y delincuencia es muy grande y se mide en cientos de millones de dólares", dijo desde el Palacio de la Moneda.
En ese sentido, afirmó que habrá que reconstruir el transporte público y el suburbano de varias ciudades, como Santiago o Valparaíso, dañados durante los disturbios que ya se expandieron a casi todo el país, que se encuentra prácticamente bajo el control militar y en estado de emergencia.
Esta situación excepcional rige tras cuatro días de disturbios de forma total o parcialmente en casi todas las regiones del país, con toque de queda nocturno en Santiago, la región de Valparaíso, la provincia de Concepción (sur), y las ciudades de Antofagasta, La Serena y Coquimbo (norte); Rancagua y Talca (centro) y Valdivia (sur).
"Queremos reparar no solo el daño físico, sino también el daño moral que estos hechos de vandalismo han provocado en el cuerpo y el alma de nuestro país", explicó.