“Los perjuicios son medibles y pronosticados, van entre el 50 y 100% de pérdida”, reconoció el secretario provincial. Consultado a Amavet de cuánto serán las pérdidas por las consecuencias de la sequía, éste explicó que “tiene que terminar el ciclo del maíz y esperar a lo que pase en los próximos 15 días con las precipitaciones para determinar si incluimos o no en la declaración de emergencia a la soja”.
“El impacto sobre la ganadería se podrá medir en los meses de febrero, marzo y abril cuando se hace el tacto a las vacas para establecer de cuánto fue lo que se perdió de poder reproducir”, sumó al respecto.
Y agregó: “El impacto en la lechería, si bien hoy tenemos un rindex por 15% de lo normal de lo que producen diariamente los tambos de la provincia, se verá en el próximo otoño o invierno porque los productores están consumiendo hoy todas las reservas que debían estar previstas para ese período”. “Venimos de un invierno seco y frío, afrontamos una primavera calurosa y seca, y el verano no está dando tregua porque las altas temperaturas no bajan de la media en condiciones nocturnas, con lo cual, el calentamiento de la tierra profundiza aún más la situación y esto trae aparejado no solo la falta de alimento para la producción de carne y leche, la frutihortícola y la del maíz, sino también que se sequen los cursos de agua y los pozos que dan de beber a los animales”, expuso el secretario provincial. (Elonce)