Sociedad Compran medicamentos y alimentos

Venezolanos que llegaron para los Juegos de Playa y regresan con insumos

La ciudad de Rosario es sede de los Juegos Suramericanos de Playa. Una nutrida delegación de Venezuela participa de la competencia y ante la crisis de su país, aprovechan para comprar medicamentos e insumos básicos.
Las chicas del equipo venezolano de rugby playero descansan en el lobby del hotel que las aloja en Rosario. De golpe, les avisan que está previsto que en ese momento les sirvan una merienda. Se levantan de los sillones y apuran el paso hacia el restaurante. En su país, la comida es escasa y esa posibilidad que les da su participación en los Juegos Suramericanos de Playa no se vive todos los días en la república bolivariana. La Capital es testigo de la situación y, de a poco, empieza a hacerse eco de otras que por estas horas convierten a Rosario en una oportunidad para que aquellos ciudadanos puedan resistir los efectos de la crisis.

Por estos días, la ciudad, organizadora del encuentro deportivo internacional, será el nexo para trasladar medicamentos y artículos de primera necesidad al país caribeño.

La delegación de venezolanos es importante, llegaron deportistas que participarán en 11 de las 13 disciplinas que habrá hasta el 23 de marzo. Pero lo que más llama la atención es la cantidad de periodistas acreditados: 39 (ver aparte). Es que el viaje es afrontado entre el Ministerio del Poder Popular para la Juventud y el Deporte, y el Comité Olímpico Venezolano. Pocos quieren perderse la oportunidad de viajar.

Venezuela está inmersa en una crisis financiera, con falta de productos básicos y fármacos, aumento del desempleo por el cierre de empresas privadas y una migración masiva hacia otros países de la región.

Así, por estos días en Rosario, los integrantes de equipos de las distintas disciplinas y el resto de la delegación de ese país viven más tranquilos. "Al menos comen sin preocupación", dice sin medias tintas y un dejo de dolor un periodista bolivariano, que prefiere que se preserve su nombre. Es que en Venezuela, "no sabes qué vas a comer al día siguiente", resume ante tanta incertidumbre económica.

Allí escasean los artículos de primera necesidad, pero los peores faltantes son "las medicinas", añade el hombre de prensa. Por eso, nadie dudará en llevar lo que pueda a su país, "aunque no sea hoy lo que resulte de utilidad. Todo viene bien. Por ejemplo, volveremos con bolsas con antibióticos que puedan requerirse en cualquier momento o cremas para la piel, antihistamínicos o antiinflamatorios", señala.

Pero no es lo único que escasea, también el shampoo, el jabón y hasta las toallas femeninas.

Diálisis

En cuento a las carencias en el ámbito sanitario, en Venezuela se suceden situaciones graves de pacientes que necesitan hacerse diálisis y deben interrumpir el tratamiento debido a los constantes cortes de energía eléctrica. Y también faltan medicamentos específicos, muy particulares, como los oncológicos. Por eso, la delegación de venezolanos que llegó a Rosario ya ha recibido pedidos para llevar fármacos puntuales. "Familiares de nuestros compatriotas que viven en Argentina se comunicaron con nosotros para que traslademos paquetes y bolsos con todo tipo de cosas", completa.

Si bien en casi todos los casos se trata de productos caros en Argentina, no llegan a valer tanto como en Venezuela, aunque el periodista que habló con este diario dice que lo peor "no son los precios elevadísimos, sino la escasez. Puedes tener el dinero, pero no vas a encontrar lo que necesitas". Se vive el día a día, con lo que haya.

Quizás quienes más sientan la necesidad de comprar lo que en el país no pueden adquirir, sean los deportistas. "No tienen siempre la posibilidad de asistir a este tipo de juegos y sus familiares estarán esperando ayuda; en cambio periodistas como yo, que llevan cubriendo los ciclos olímpicos, hemos viajado más veces", relata.

"Ya sabemos que en cuanto podamos, vamos a viajar con los pedidos. Somos portadores de muchos compatriotas", expresa.

Según algunas fuentes, no se complica el ingreso a través de la aduana caribeña.

"La situación es tal que, cuando se desarrollaron los Juegos de la Juventud en Buenos Aires, en octubre pasado, decíamos entre nosotros que nuestro hotel se había convertido en una embajada; no paraba de llegar gente en busca de los deportistas para alcanzarles algún paquete con diferentes productos", comenta.

"A mí me han dicho algunos (inmigrantes) venezolanos que son capaces de echarse el viaje de Buenos Aires a Rosario en busca de trasladar los productos que sus familias necesitan", remarca. "Muchas veces son personas que tú no conoces y te verán por única vez en la vida", suma.

Para el referente venezolano, "en pocos días, antes de regresar, los deportistas extranjeros saldrán a buscar esos elementos básicos a lo que les cuesta acceder en su país". Hace pocas horas, cuando este medio se encontró con el grupo en el hotel, recién habían llegado y aún no se habían familiarizado con la ciudad.

Las chicas del rugby playero permanecían atentas a sus teléfonos celulares, cuestión que podría no llamar la atención al ser adolescentes de entre 19 y 20 años. Sin embargo, algo las diferenciaba de las demás jóvenes de su edad. Intentaban comunicarse con sus familias en la medida de que no estuviera cortada la señal en su país producto de las constantes interrupciones de energía eléctrica. "Estamos pendientes de eso", dice el periodista sabedor de que, aunque podría ser lo contrario, un viaje de esta naturaleza no les da total tranquilidad.

¿Cómo se transita la vida cotidiana en Venezuela? "Hay una fuerte escasez de cosas sencillas, que deberían existir en todos lados. Mira, yo uso el (shampoo) Head & Shoulders para la caspa, pero no lo consigo y, si lo logro, lo encuentro carísimo", comenta y refiere a una frase del escritor argentino Martín Caparrós publicada en el diario El País de Madrid: "Caracas es una ciudad en guerra, solo que no hay guerra".

Además del faltante de insumos básicos, es la vida diaria la que quedó afectada por la dura situación económica, política y social que está inmersa en cada rincón: "Hasta los encuentros familiares fueron desapareciendo. El éxodo de tantos ciudadanos obligó a hacerlos vía Skype; las familias están desmembradas, cada uno de sus integrantes está disperso en Colombia, en Chile o en Argentina".

Sin embargo, el referente no pierde las esperanzas y su voz se alza como un sentimiento común: "Claro que se siente apego por lo de uno; queremos volver cuando se modifique la situación".

¿El autoproclamado presidente encargado del país, Juan Guaidó, les genera esperanzas? "Necesitamos un cambio, estar completamente seguros de que va a llevarse a cabo. No queremos que entre otro que haga lo mismo".

Sin embargo, más allá de las necesidades que "si son económicas, tú las recuperas o si son de una empresa petrolera, también las recuperas, aquí preocupa el tema social, los abusos de los mismos compatriotas", remarca. "Una bolsa de hielo cuesta cinco dólares, somos nosotros mismos los que nos estamos peleando", señala preocupado en cómo reaccionará la sociedad.

El periodista venezolano cierra la nota con este medio y, sin quererlo, realiza una advertencia. En tono de broma, cuenta que sus pares que viven en Argentina ya se "argentinizaron". Y dice: "Están preocupados si el dólar aumentó un peso, nos causa gracia; pero cuidado, nosotros empezamos así".

El país caribeño envió casi 40 periodistas a cubrir el certamen.

La importante cantidad de periodistas venezolanos inscriptos para cubrir los Juegos Suramericanos de Playa llama la atención. Son 39 en comparación con otros países que decidieron enviar prensa: Paraguay (2), Chile (3) y Ecuador (1).

El país caribeño, tanto el Estado como el Comité Olímpico nacional solventan el viaje a sus referentes de la comunicación. A los medios privados se les hace imposible hacerlo. El interés de la prensa por anotarse podría leerse como la búsqueda de una vía de escape a la crisis. Sin embargo, para el periodista que habló con este diario, se trata de la respuesta al fomento al deporte que existe en ese país. "Hay una política venezolana de visualización y apoyo al deporte que a la vez termina siendo una salida ante las dificultades", expresa. "Pero no creas que venimos con la intención de quedarnos aquí. En los últimos años, sólo uno lo ha hecho. No hay registros de que eso sea masivo", concluye.
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