Este tipo de fenómeno sucede cuando se combinan elevadas temperaturas con ciertas condiciones oceanográficas y meteorológicas que las concentran en las playas, formando lo que se conoce como blooms o arribazones.
A pesar de su aspecto y gran tamaño, no es una especie de la cual se tengan registros de accidentes graves sino solamente algún malestar leve y momentáneo. No obstante, si sus células urticantes alcanzan ciertas zonas más sensibles del cuerpo (ojos, entrepierna, genitales), o si la persona afectada resultara ser alérgica a la toxina, los efectos pueden ser más severos, por lo que se recomienda evitar el contacto con estos animales.