Policiales Casación Penal de Concordia

Confirmaron condena al cura Escobar Gaviria en el segundo juicio

Se trata de la segunda condena, a 11 años de cárcel un caso de corrupción de menores, en el marco de la denuncia que efectuó contra Escobar Gaviria el joven Santiago Tavares.
La Cámara de Casación Penal de Concordia confirmó la condena a 11 años de cárcel que aplicó, el 27 de noviembre de 2020, el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay al sacerdote Juan Diego Escobar Gaviria, por un caso de corrupción de menores.

Fue la segunda condena al sacerdote, que ejerció como párroco de San Lucas Evangelista, de Lucas González, entre 2015 y 2019, cuando fue denunciado. El cura fue condenado el 6 de septiembre de 2017 por haber abusado a cuatro menores. En tres casos se lo acusó de promoción de la corrupción de menores reiterada, agravada por su condición de guardador; y en uno por abuso sexual simple agravado por ser cometido por ministro de culto.

La pena que recibió entonces fue de 25 años de cárcel. Desde el 21 de abril de 2017 el sacerdote está encarcelado en la Unidad Penal de Victoria. Aunque aquella condena fue luego modificada a partir de un fallo de la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), que anuló uno de los cuatro casos por los cuales fue condenado. La pena se redujo entonces a 23 años, aunque ese monto fue cuestionado por la defensa de Escobar Gaviria, los abogados Milton Urrutia y María Alejandra Pérez, que discuten el caso ante la Sala 1 de la Cámara de Casación Penal de Paraná, que el 25 de abril próximo dará a conocer su veredicto.

La segunda condena, a 11 años de cárcel, en 2020, es en el marco de la denuncia que efectuó contra Escobar Gaviria el joven Santiago Tavares.

“Llegué como monaguillo porque me gustaba. Al principio, iba todo bien. Pero con el pasar de los meses ahí adentro empezaron a cambiar las cosas. Ya no era el Juan Diego que yo conocí. Tenía actitudes que eran diferentes. No era la persona seria que yo había conocido. Un día yo estaba jugando junto a otros chicos en el comedor y me llama Juan Diego. Me pide que lo acompañe a la pieza. Cuando entro, cierra la puerta con llave y me empieza a hablar. En la pieza tenía una computadora donde preparaba la predicación de la misa de la tarde, así que nosotros íbamos y jugábamos en esa computadora. Pero ese día me empezó a tocar. No me gustó. Me levanté y me fui. Fui a la otra computadora, y no dije nada. No le conté a nadie. Fui como si nada. Después me empezó a hablar, a explicar con chamuyos lo que había pasado. Entonces, vinieron hechos más graves”, contó Santiago de los abusos a los que lo sometía el sacerdote en la casa parroquial.

La defensa de Escobar Gaviria recurrió la condena a 11 años de cárcel, y ahora se pronunció la Cámara de Casación Penal de Concordia. En el voto de rechazo al planteo de la defensa y de confirmación de la condena, el vocal Darío Perroud sostuvo que “el remedio intentado sólo plantea en gran medida una mera disconformidad con la manera en que el sentenciante valoró la prueba producida en el juicio, a punto tal que esa parte reedita acá las cuestiones que fueron oportunamente planteadas en sus alegatos finales y que merecieron suficiente respuesta en la sentencia”.

Y agregó: “Tal modo de proceder importa, en definitiva, insistir sobre cuestiones resueltas, sin una crítica novedosa que afecte la Sentencia, que se alza entonces fundada, válida y legítima como acto jurisdiccional según veremos a medida que sean desmenuzadas las quejas”.

Más adelante, sostiene: “De este fallo se destaca la relevancia que se da al testimonio de la víctima y su complementación con prueba indirecta, de terceros, pero bajo ningún aspecto podemos decir que sea contradictorio con lo resuelto en la presente causa, donde justamente la prueba de cargo más importante viene dada por el testimonio de la víctima, tamizado bajo los criterios enunciados oportunamente, y confirmados al valorar desde la sana crítica el resto de la prueba producida”.

Perroud propició el rechazo del recurso de casación de la defensa de Escobar Gaviria, postura que fue compartida por sus colegas, María Evangelina Bruzzo y María del Luján Giorgio.
Fuente: Entre Ríos Ahora
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