El hecho ocurrió hace poco más de un mes en un local del microcentro santafesino. Un hombre se ganó la confianza de una de las empleadas del local, accedió al sistema de transferencias y envió $4.000.000 al extranjero.
El dinero que fue transferido a diferentes partes del mundo, fue retirado y cobrado en cada uno de sus destinos.
La comerciante, por su parte, sufrió el corte de servicios de la empresa involucrada por la deuda que generó. Y ahora, tendrá que afrontar los costos de la cifra antes mencionada, para lo cual puso a la venta su casa.
Además, el letrado señaló que al hombre, de nacionalidad venezolana, no le pueden incautar absolutamente nada porque no tiene bienes a su nombre en el país.
"El gran desafío de la informática es brindar seguridad a quienes la necesitan", finalizó el representante de la perjudicada. Fuente: Telefe
