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Trump y Kim Jong-un llegaron a Singapur para participar de una cumbre histórica

Y Kim y Trump ya llegaron a destino para prepararse para lo que será el primer cónclave entre un mandatario estadounidense en funciones y un integrante de la dinastía norcoreana.
La cuenta regresiva ya comenzó. A pesar de que un año atrás un encuentro tal parecía algo imposible, faltan horas para que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , y el líder de Corea del Norte , Kim Jong-un , por fin se vean las caras en un mano a mano que llega luego de un 2017 cargado de amenazas mutuas, insultos, pruebas militares y balísticas, y el miedo internacional a que se desate un conflicto bélico.

La cumbre histórica tendrá lugar el martes a las 9 (lunes a las 22 hora argentina) en Singapur, en la isla de Sentosa, lugar elegido por ambos gobiernos por su neutralidad. Y Kim y Trump ya llegaron a destino para prepararse para lo que será el primer cónclave entre un mandatario estadounidense en funciones y un integrante de la dinastía norcoreana.

El avión que trasladó a Kim aterrizó hoy entre fuertes medidas de seguridad en el aeropuerto de la ciudad estado. Tras dar la mano al secretario de Exteriores de Singapur, Kim recorrió las calles en una limusina con dos banderas norcoreanas ondeando delante, rodeado de otros autos negros con los cristales oscuros, en dirección al lujoso y custodiado hotel St. Regis.

"El mundo entero está pendiente de esta cumbre histórica entre la República Democrática del Pueblo de Corea y los Estados Unidos de América", dijo antes de reunirse con el primer ministro singapurense, Lee Hsien Loong, en el palacio presidencial de Istana.

Por su parte, el presidente de EE.UU. llegó unas horas después, tras su polémico paso por la cumbre del G-7 en Canadá, donde rechazó firmar la declaración del grupo.
La meta de la cumbre
Trump lo que quiere es que Kim se deshaga de su programa nuclear. Y Pyongyang dice que está dispuesto a entregar todo su arsenal nuclear a cambio de una garantía fiable de seguridad de Estados Unidos y otros beneficios.

Washington insiste en que Corea del Norte cumpla con una desnuclearización completa, verificable e irreversible, pero el Norte se resiste a la idea de un desarme unilateral, argumentando que necesita sus armas nucleares y su programa de misiles mientras Estados Unidos y Corea del Sur sigan siendo una amenaza para su seguridad.

Otro de los objetivos del encuentro es el fin de la Guerra de Corea, que concluyó en 1953 con un armisticio pero no con la paz. Los combates en la península coreana terminaron el 27 de julio de 1953, pero la guerra continúa sobre el papel porque en lugar de un tratado de paz, más difícil de negociar, las autoridades militares de Naciones Unidas (encabezadas por Estados Unidos), Corea del Norte y China firmaron un armisticio que suspendió el conflicto.
El arsenal de cada cual
Las estimaciones sobre el arsenal de Pyongyang varían. Los grupos que siguen de cerca el tema estiman la potencia de la sexta y última prueba nuclear lanzada en septiembre en 250 kilotones, es decir 16 veces más fuerte que la bomba estadounidense que destruyó Hiroshima en 1945, una fuerza como la que genera una bomba de hidrógeno.

Según el libro blanco de Defensa de Seúl, que es el informe más reciente, Corea del Norte tiene almacenados 50 kilos de plutonio, que se estiman como suficientes para 10 bombas, y una capacidad "considerable" para producir armas de uranio. El año pasado, el diario The Washington Post citó una información de la inteligencia estadounidense que decía que Pyongyang tenía cerca de 60 dispositivos nucleares.

Sin embargo, Trump dice que su botón nuclear es más grande que el de Kim y que funciona. Según el Departamento de Estado, el 1 de septiembre Estados Unidos tenía un total de 1393 cabezas nucleares desplegadas, que pueden ser lanzadas por tierra, mar y aire.
La prensa, con los ojos en Asia
Cada movimiento del líder norcoreano hasta que estreche la mano de Trump el martes estará seguido de cerca por 3000 periodistas que se desplazaron a Singapur para cubrir el evento, reflejo del interés que despierta a nivel mundial el repentino giro de Kim hacia la diplomacia en los últimos meses, luego de los ensayos nucleares y de misiles del año pasado.

A comienzos de año, en un discurso con tono conciliador, Kim se mostró dispuesto a abrir sus puertas a Occidente y esa conferencia fue el puntapié inicial que derivó primero en un encuentro con su par de Corea del Sur, Moon Jae-in , en la histórica frontera que separa la península tras la guerra de tres años que comenzó en 1950, y después en este cónclave impensado.

Desde que asumió el poder tras la muerte de su padre a finales de 2011, Kim sólo salió del país públicamente en tres ocasiones: dos a China y una en la que cruzó la frontera que comparte con Corea del Sur hasta la parte sur de la zona desmilitarizada para encuentros con los líderes de ambos países.
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