Los deportistas que estaban en sus habitaciones se reunieron en el ingreso del edificio para hacerle un pasillo a la Peque y recibirla con aplausos en la que fue su última participación olÃmpica.
La argentina habÃa tenido un arranque inmejorable en esta edición olÃmpica. En primera instancia habÃa eliminado a la sudafricana Geronay Whitebooi con un ippon cuando apenas habÃan pasado dos minutos de combate.
En los octavos de final, en tanto, se enfrentó a la eslovena Marusa Stangar, duodécima del ranking mundial (la Peque es sexta) y volvió a imponerse con autoridad, en apenas un minuto y 36 segundos, por ippon al acumular dos waza ari (esto es poner al rival de espaldas, aunque en este caso sin las condiciones necesarias de fuerza, velocidad y precisión suficientes como para otorgar un ippon y ganar el combate de inmediato).
En los cuartos fue el turno de medirse con la local Funa Tonaki, que pese a recibir un shido (sanción) en los primeros segundos, terminó imponiendo su poderÃo y realizó un ippon para llevarse el duelo y dejarla sin la chance de repetir su medalla de oro en estos Juegos OlÃmpicos.
La portuguesa Catarina Costa, finalmente, le ganó por Waza-Ari un combate cerrado en el repechaje y la privó de la lucha por la medalla de bronce.
"Creo que la tristeza es parte de tantas alegrÃas. Una chica divina contra la que luché, se merece que le vaya muy bien también", fueron las primeras palabras de una emocionada Pareto en TyC Sports.
"La verdad que no me veÃa compitiendo en estos Juegos. Pero fui fiel a mis principios de darlo todo. Ahora sà me esperan varias visitas médicas a la vuelta. Estoy convencida de que dejé todo. A nadie le gusta perder, ya lo analizaremos en frÃo y veremos que no es tan malo. Un diploma olÃmpico no es para despreciar. Objetivamente, está bien. Subjetivamente, la lágrima va a salir", profundizó.