El prototipo SN10 del proyecto Starship, cuyo objetivo es hacer viajes a la Luna y Marte, logró elevarse 10 kilómetros y aterrizar en forma exitosa.
Pero tras la algarabía de los ingenieros que guiaron al cohete a Tierra sin contratiempos, la nave de la empresa del magnate Elon Musk, explotó y se destruyó por completo, tal como ocurrió con los prototipos S8 y S9.