El 10 venÃa de ser la gran figura en las semifinales frente a Paraguay, aún cuando no habÃa podido marcar uno solo de los seis goles del triunfo. HabÃa jugado una gran Copa América más allá de solo haber marcado de penal en el debut ante Paraguay. Y tuvo un buen primer tiempo en la final ante Chile. Pero terminó encerrado por la férrea marca de los locales, no encontró alternativas posicionales a esa defensa colectiva -y, sÃ, la mayorÃa de las veces con infracciones o roces que lo debilitaron.
Comandó con inteligencia y acierto ese contragolpe, el último de los 90 minutos reglamentarios, y decidió bien el pase a Lavezzi en la jugada que terminó con un pase exigido del Pocho al que HiguaÃn no pudo llegar. Y en el suplementario, casi no apareció, aparentemente agotado fÃsicamente.
Y la última imagen hizo recordar a aquella de un año atrás, cuando su mirada desconsolada se dirigÃa a esa otra copa, la del Mundo, en Rio de Janeiro. Tan al alcance de la mano y tan lejos. A Messi se le escapó otra oportunidad.