Policiales Concordia

Se conocieron terroríficos detalles del maltrato que sufrían hermanitos asesinados

Los hijos naturales del acusado del crimen de los hermanitos Zapata se compadecían de sus hermanastros. Les pasaban pan, agua y golosinas a escondidas. El imputado también llegó a electrificarles la manija de la puerta en la habitación.
La casa donde sucedieron los terribles maltratos. (Diario Río Uruguay)
Foto: La casa donde sucedieron los terribles maltratos. (Diario Río Uruguay)
El fiscal Gustavo Castillo hizo la lectura de su alegato, donde buscó demostrar que Javier Álvarez fue el homicida de Gustavo y Hugo Zapata, y que habría contado con el acompañamiento cómplice de la madre de los niños, Andrea Soledad Zapata.
También ventiló que los hijos naturales del acusado se compadecían de sus hermanastros y a escondidas le pasaban golosinas, pan y agua, ya que Álvarez los castigaba dejándolos sin comer.
En ese contexto fue que brindó detalles desconocidos hasta ahora por la prensa y que habían sido obtenidos en las diferentes cámaras Gesell, donde los hijos de Álvarez habrían dicho que (a Hugo y Gustavo) “les daban pan por debajo de la puerta porque los nenes estaban encerrados”. En este sentido, el fiscal expresó: “los hijos de Álvarez robaban golosinas del kiosco que tenían, y se las pasaban por debajo de la puerta a los chicos”.
La crueldad con la que eran encerrados los pequeños llegó al punto de que Álvarez electrificó, en la fiesta de fin de año, la manija de la puerta en la habitación, buscando que no intentaran salir, cuando se ausentó de la vivienda.
Además se conoció que el padrastro simulaba practicar lecciones de boxeo con los chicos, que eran los únicos que terminaban lastimados.
Basándose buena parte de su discurso en las pruebas obtenidas en una Cámara Gesell, el fiscal hizo propias las palabras del psicólogo Sebastián Koll, quien semanas atrás declaró que Álvarez “comprende la criminalidad de los actos, que es violento y manipulador. Sabía distinguir lo bueno de lo malo. Era responsable de sus actos”. Por lo tanto, “los informes médicos demostraron que no había elementos para considerarlo inimputable”, aseveró.
Defendiendo la fuerza probatoria de la Cámara Gesell, Castillo también intentó subrayar que “los menores no fabularon, ni mintieron sobre los hechos que presenciaron”, insistiendo que “en las declaraciones hablaron de los castigos de Álvarez hacia los niños fallecidos, y en algunos momentos de Zapata”.
En un momento el fiscal alegó “Álvarez los castigaba y eso está comprobado”, citando “la autopsia realizada sobre el cuerpo de Gustavo Zapata” donde se evidencia “que las heridas fueron en vida y con extrema violencia”.
En esa misma línea, corroboró la composición del grupo familiar y las lesiones dictaminadas por el médico forense en ambos niños. Asimismo, detalló el informe confeccionado por la policía donde se explicaba la alta potencia que tenía el equipo de música secuestrado en la vivienda, y que servía para tapar los gritos de las víctimas al momento de las torturas.
“Los malos tratos, el haber rociado con alcohol (a las víctimas), los golpes y castigos, entre otras, dan muestra que el imputado los agredía física y psíquicamente”, dijo Castillo. Para el fiscal, muestra de ello es que “se comprobó las maniobras (de Álvarez) para evitar que el cuerpo de Hugo sea encontrado”, indicando que “echó a sus propios hijos por 2 horas y les dijo que fueran a la casa de su abuelo”, aseveró.
Sobre la culpabilidad de la madre de los pequeños Hugo y Gustavo Zapata, Castillo observó que “Zapata ocultó toda esta información al personal del COPNAF, al personal policial, de la justicia, a los vecinos y también a su propia familia”. También mencionó que “Zapata omitió el deber vigente de cuidado de su hijo. No evitó que fueran privados de alimentos”.
Más adelante también le dedicó un párrafo al informe socio-ambiental en el que los vecinos del lugar consideraban “una muralla infranqueable” a la vivienda de Álvarez, desconociendo todo lo que allí dentro sucedía. (Diario Río Uruguay)
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