"Pasó el equipo grande", afirmó Zárate el jueves por la noche, pocos segundos después de los penales. Molesto porque los fanáticos de Vélez lo insultaron durante el partido de ida, en el estadio José Amalfitani -la semana pasada-, el delantero se vengó en la Bombonera. Además, el atacante, que anotó su disparo desde los 12 pasos, gritó el gol de manera eufórica, como si nunca hubiera jugado en el equipo de Liniers.
Menos de un día después, Zárate se negó a hablar con los medios pero sí le mandó un mensaje a uno de los periodistas del programa de radio Perros de la Calle. Lejos de arrepentirse, el jugador de Boca fue un paso más allá y se refirió a su último paso por el Fortín: "Siempre (jugué) gratis, volví para pelear el descenso cuando nadie quería volver. Y yo llamaba a todos, uno por uno, para regresar. Aparte de dejar 28 millones de dólares con mis ventas. Lo que me hicieron en el Amalfitani no me lo olvido".
Lo que pasó en el Amalfitani, en la ida, fue que todo el estadio cantó en su contra, lo insultaron y volvieron a tratarlo de traidor por haberse ido de Vélez a Boca. Sus palabras tras la victoria del jueves fueron un descargo por todo lo que había vivido.
Esa declaración, sin embargo, también lo alejó de su familia. Rolando Zárate, exfutbolista y quien durante mucho tiempo fue representante de su hermano Mauro, no lo perdonó y se despachó con duros mensajes en sus estados de WhatsApp: "Qué tristeza me da tener tu misma sangre".