Carlos Roldán cambió; realizó algunos variantes de nombres y de dibujo táctico pero, más allá de eso, cambió la actitud de un equipo que no esperó nada, que salió a pelear cada pelota como si fuese la última, que duplicó y hasta triplicó las marcas con el rival que tenía la pelota. Gimnasia, fue en síntesis, un equipo solidario que terminó ganándole a Unión en un atractivo partido jugado por dos equipos de planteos realmente opuestos.
Con un 3-4-3 sorprendió Roldán anoche en el Núñez y lo que, en principio apareció como un equipo desordenado tuvo algunas cosas interesantes que se pudieron ver con el correr de los minutos. En especial la posición de Nicolás Musico detrás de los volantes de Unión. Y desde esa posición el volante del Lobo pudo hacer algunas cosas interesantes aunque la más importante fue su pase para que Gonzalo Sosa defina con jerarquía para marcar la diferencia en el marcador que sería definitiva.
Gimnasia cambió radicalmente. A sabiendas de la falta de fútbol Roldán planteó un partido pasando la mitad de la cancha con pelotazos para que Gonzalo Sosa la pare y a partir de ahí tratar de llegar al arco contrario. El mismo vértigo impuesto a lo largo de todo el partido le hizo perder claridad pero también le posibilitó pelearle, de igual a igual a un complicado rival. Unión siempre trató de llegar hasta Góngora con pelota al piso, con la llegada de sus volantes o laterales o la peligrosidad de sus delanteros. Pero le costó porque Gimnasia se defendió con coraje y mucha entrega en todos sus hombres. Pero, cuando hizo falta, apareció el uruguayo Martín Góngora para tapar las dos llegadas claras de la visita. Una en cada tiempo y en ambos lados tapando hacia su palo izquierdo.
