Sociedad Es una familia cordobesa

Gran corazón: Tienen nueve hijos adoptivos, un nieto y cuatro chicos en guarda

Claudia Gordillo y Jorge Lencinas se casaron y cuando llevaban cinco años intentando tener hijos, se enteraron de que nunca podrían tenerlos de manera natural. Hace 21 años decidieron adoptar y ahora, tienen a 14 chicos en su casa.

Claudia Gordillo y Jorge Lencinas, viven en la localidad cordobesa de Unquillo, se conocieron en 1985 cuando ambos eran voluntarios en el Hospital de Niños de Córdoba. Desde el momento en que empezaron a salir, soñaban con formar una familia. Se casaron y cuando llevaban cinco años intentando tener hijos, se enteraron de que nunca podrían tenerlos de manera natural. Ellos siempre habían imaginado una casa llena de chicos, incluso habían hablado de adopción. La vida, como dicen ellos, les tenía preparado el desafío de criar adolescentes, reunir hermanos que habían sido separados y llevar adelante un hogar en el que las puertas siempre estuvieran abiertas para uno, o dos más.
Familias por familias
Hoy en la casa son dieciséis. Nueve hijos adoptivos, algunos aún en pleno proceso de trámites, otros que pelean en la justicia para llevar el apellido. Ya tienen más de 18 años, pero quieren ser Lencinas en los papeles. Se suman un nieto adoptivo -hijo de Jessica- y cuatro hermanitos que desde hace algunos meses están en guarda. Porque además de criar a sus propios hijos, forman parte del programa "Familias para familias" y tienen a cuatro hermanitos que esperan que se resuelva su situación familiar.
"No sabíamos que Dios nos había elegido este camino. No podíamos ser papas biológicos, pero tenemos una familia amplia, diversa y con niños grandes. La mayoría vinieron con 11, 13 o 19 años. Solo Rocío llegó de bebé. El resto con edades avanzadas", cuentan en el living de su casa a TN.
Encontrar hermanos biológicos y sumar a los del corazón
Cuando adoptaron a la primera, Rocío, la casa tenía dos habitaciones. Llegó siendo una beba y ahora tiene 21 años. El lugar también se amplió. A medida que iban llegando los nuevos integrantes a la familia, los Lencinas construían más habitaciones. Ahora tiene siete.
El segundo fue Catriel, que tenía casi diez. Alan y Luz, hermanos biológicos, estaban en dos hogares de niños diferentes. Él tenía 6 y ella 1. La tareas de Claudia y Jorge fue revincularlos y sumarlos a su familia. A Celeste, que es hermana biológica de Rocío, la encontraron a los 13 años.
"Gracias a ellos terminé la primaria y la secundaria. También empecé la facultad. Estuve en un instituto desde los ocho años y un día cuando volvía del colegio, me avisaron que un matrimonio quería conocerme. No lo podía creer, había encontrado a mi hermana biológica e íbamos a vivir todos acá", explica Celeste, que hoy tiene 23 años.
Los Lencinas no pararon de crecer
Jessica es la hermana mayor de Catriel. Cuando los Lencinas se enteraron de que tenía un bebé y estaba sola en el mundo no dudaron. La invitaron a vivir con ellos. Tuvieron una reunión entre todos los miembros de la familia. "Necesitaban un hogar con Catrielito que era un recién nacido. Decidimos, entre todos, recibirlos. Les preguntamos a nuestros hijos si podíamos ayudar y dar un hogar a una persona más. Las respuestas de los chicos siempre fueron buenas", recuerdan Jorge y Claudia.

También estuvieron abiertas las puertas para Tiziana que llegó con 9, Rosa con 11 y Gael con 5. "Nos inscribimos, como todas las parejas, en diferentes registros de adopción hace como 25 años. La ley cambió, pero había que inscribirse en todos para tener más chances. Además, algo fundamental fue que nosotros ampliamos el rango de edades y encontramos nuestro camino en la adopción de niños más grandes", explica la mamá.

Los Lencinas se ríen cuando recuerdan que en algún momento fueron solamente tres, con Rocío. Después se sumó Catriel, que llegó con 10 años. "Con ellos dos formamos 'una familia tipo de cuatro'. Pasó el tiempo y como sabían que andábamos buscando niños más grandes, nos llamaban para adoptar. Fue el momento de la llegada de Alan Francisco y a Luz. Ellos necesitaban mucho apoyo", detallan.
Una red de apoyo
El espíritu de ser cada vez más es una característica que une a todos los que viven bajo ese techo. Todos quisieron recibir al que lo necesitaba, y de pronto, todos eran todos ellos. Claudia y Jorge son empleados públicos de la provincia, ella docente y él administrativo. Cuentan con una red de apoyo de familia y amigos para cuando necesitan algo.
Aunque la plata no sobra, sostienen que pueden alentar a que cada uno estudie y desarrolle un hobbie. "En el caso de Tiziana, que ahora tiene 14 años, es una gran patinadora. Su sueño es llegar a las olimpíadas. Rosa llegó hace dos años a casa, con 11 años. Por ahora, el último es Gael, que está en un campamento Scout".
La decisión de formar parte del programa "Familias para familias" fue impulsada por las hijas más grandes. "Para ellas era importante devolver el amor y la contención del hogar que recibieron cuando eran chicas y ahora, quieren ser parte de la vida de los más chiquitos".
La organización en el hogar
Al ser en su mayoría adolescentes cada uno tiene tareas y responsabilidades. Las más grandes ayudan a cocinar y cuidan de los cuatro chiquitos que están en guarda. "Muchos creen que estamos locos. Tenemos varios amigos que nos dan una mano, son nuestros ángeles de la guarda. Tratamos de disfrutar que es lo fundamental y darles sus espacios. Como decimos, armamos una familia ensamblada, con niños pequeños y con jóvenes, que es lo que hemos deseado toda la vida. No sabemos si hemos parado de crecer como familia, las puertas siguen abiertas", dice Jorge.
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