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Femicidios: mujeres asesinadas, sus trágicas historias y el dolor que permanece

Las muertes violentas asociadas a cuestiones de género siguen siendo un flagelo con escalofriantes números, pero las cifras no reflejan las trágicas historias y el dolor que permanece tras el repentino y cruel deceso.
Las muertes violentas asociadas a cuestiones de género siguen siendo un flagelo con escalofriantes números, pero las cifras no reflejan las trágicas historias y el dolor que permanece tras el repentino y cruel deceso.

Si se repasan las lamentables estadísticas, se puede notar la contundente magnitud del desastre que se repite cada año. Son en total, 323 muertes violentas de mujeres en los primeros 10 meses de 2023. Esto significa que, asesinaron a una mujer cada 22 horas en Argentina.
En Entre Ríos, las víctimas fatales por violencia de género en 2023, suman seis. Y, como los números no relatan nombres, ni cuentan historias, hay que mirar las fotos, porque es importante recordar a cada una de ellas:

María de los Ángeles Dayer fue asesinada a los 43 años, Ana Laura Splendore a los 45, Valeria Leoncino tenía 25 cuando la acribillaron, Natalia Benítez fue ultimada a los 41, a Mónica Truzskot la mataron a los 40 y Luisina Leoncino, fue brutalmente eliminada y descuartizada a los 24 años.
En la funesta lista, se encuentran las hermanas, Valeria Leoncino y Luisina Leoncino. Ellas, fueron cruelmente asesinadas con apenas, cuatro meses de diferencia. Y, como los números no relatan nombres, ni cuentan historias, hay que mirar las fotos, porque es importante recordarlas.

En los primeros días de agosto, la provincia se sorprendía por el impresionante femicidio de Luisina Leoncino. La chica de 24 años, estuvo desaparecida durante 23 días y finalmente, se confirmó que había sido asesinada, descuartizada y sus restos arrojados cerca de un arroyo, en las afueras de la ciudad de Concordia.

El detenido por el cruento crimen fue un hombre de 42 años con antecedentes penales y denuncias por violencia de género.

Cuatro meses antes del femicidio de Luisina, a principios de marzo, su hermana de Valeria, era asesinada de tres disparos, a metros de su vivienda.

“O estás conmigo o no estás con nadie”, le dijo el femicida, y luego, comenzó a disparar.

El asesino, de 35 años, estaba obsesionado con Valeria. Cuando la joven puso distancia; el violento, estalló de ira y planificó el femicidio. Esperó a Valeria afuera del edificio donde vivía, y cuando la joven salió, la asesinó a tiros.

Tras cometer el crimen, se mató con la misma arma que había usado para acribillar a Valeria.

Mirar las fotos de Valeria y Luisina, es importante para recordarlas y darse cuenta que el flagelo continúa y el dolor permanece.


El tema fue debatido en El Ventilador, de Elonce.
El caso Wilma Meza
El 16 de diciembre de 2007, Marcelo Costa llegó a su casa, golpeó salvajemente a su esposa, Wilma Isabel Meza, y luego la asesinó al estrangularla con sus manos. Fue el fin de una larga historia de violencia de género de forma física, psicológica y económica. En mayo de 2010, luego de un extenso juicio, se llegó a una condena a la máxima pena de prisión perpetua para Costa, por el delito de Homicidio calificado por el vínculo.

Raúl Meza, hermano de la víctima, expresó que “la situación es horrible, fea. Creo que uno siempre piensa que eso no le va a pasar a su entorno familiar”.

“En el caso de mi hermana, quizás por vergüenza o por su profesión, no exponía lo que le estaba pasando. Supimos la verdad en el juicio, a partir del testimonio del mejor amigo de ella. Él sabía que durante 10 años el asesino le pegaba a mi hermana. Lo supimos ahí, con mis padres, quienes fallecieron hace dos años y se fueron con ese dolor. Vivirlo desde adentro es muy feo y hay mujeres que no lo dicen, no lo cuentan”, dijo.

Hoy, “Wilma tendría 63 años. Nosotros en Entre Ríos hicimos mucho, logramos poder castigar a la persona. En ese sentido, se logró por ayuda de partes que se involucraron, como las enfermeras del lugar donde trabajaba mi hermana, de los periodistas. Quedan como tapadas las historias porque nosotros nos encontramos con una sorpresa, no sabíamos que pasaban este tipo de situaciones en el matrimonio. Cuando supimos toda la verdad, el proceso, la autopsia, lo de Wilma fue más que una película de terror”.

“Terminamos de almorzar un domingo en familia, con mis padres, hermanos, sobrinos, hijos. Cuando ella se retiró nosotros continuamos hablando algunas cosas de las Fiestas, porque era diciembre. Eran las 17 hs, me llamó mi mamá y me dijo que mi hermana estaba muerta”, relató.

Dijo que “la familia del asesino intentó tapar, manipular. La mamá de este hombre en ese momento era la jefa de personal del Hospital San Martín. Llamaron a la ambulancia y mi hermana llevaba dos horas muerta. Dijeron que estaba descompuesta. La trataron de resucitar, la levantaron los enfermeros porque la conocían. La trasladaron y mi hermana llegó inflada, le faltaba pelo”.

“Wilma pensó que podía solucionar todo en su entorno. Ella quería manejar eso. Cuando su mejor amigo declaró dijo que él le planteó a ella que tenía que hablar con sus padres y conmigo. Y ella le dijo que no, que lo iba a arreglar ella. Creyó que lo podía manejar, no fue así y nos encontramos con algo terrible”, indicó.
“Lo de antes no tiene nada que ver con lo de hoy. La vida de mis sobrinos, la nuestra, la de mis padres, arrastró a todos. El duelo fue feo. Los chicos eran muy pequeños. El día que la asesinaron uno de mis hijos también estaba en la vivienda. Lo que hicieron de trasladarla y tratar de resucitarla. Cuando un médico la vio se dio cuenta en el acto que llevaba tiempo muerta. Le metieron un medicamento en la garganta post muerte, eso se detectó. Eran los que usaba ella para hacer resonancia magnética con las personas que tenían claustrofobia. La asesinó en la alfombra de la habitación y los enfermeros la levantaron de la cama”, relató.

Consideró que “el estado tiene que estar presente ante estas situaciones, pero nosotros como familia dejamos de ver algunos indicios que son importantes. Yo no me daba cuenta que en verano mi hermana andaba de mangas largas y era para tapar los moretones. Se notaba en algunos momentos que mi hermana estaba incómoda o no había diálogo. También se veía la compañía permanente del agresor. Si ella hubiese tenido un momento de diálogo, quizás me hubiese hecho algún comentario, porque teníamos buenísima relación. Él no la dejaba sola.”.

“Las chicas del Centro de Salud Ramón Carrillo me decían que por ahí aparecían ramos de flores después de cada pelea. Una vez colocó un pasacalle que decía `amor por siempre´ frente a la casa de mi hermana. Son cosas que uno piensa qué lindo detalle, pero en realidad hacen ver otra cosa”, explicó.

Delante de la familia “había situaciones donde Wilma no hablaba. Mientras vivió nunca dejó de pasar todos los días por la casa de mis padres para ver cómo estaban. Como le quedaba de camino tenía contacto permanente”.

“El asesino está preso. Mi hermana tenía 45 años cuando fue asesinada”, indicó.
Farina: “El 60% de los femicidios se producen en una pareja o por una ex pareja”
En tanto, Loreley Farina, coordinadora provincial de Mumalá, manifestó: “Lo que sucedió en Concordia es aberrante, donde Valeria (Leoncino), que fue acribillada en la puerta de su casa, había hecho una denuncia y no la tomaron enserio. Ella fue dos o tres veces a pedir que la ayuden y desestimaron sus necesidades de que comprendan que la persona que la estaba persiguiendo, la incomodaba y terminó de esta manera”.

“Ellos no tenían ningún vínculo y él constantemente la hostigaba, la seguía, buscaba modos de trabajar juntos, de estar en los mismos espacios. Si no hay una escucha atenta en los lugares donde se recepcionan las demandas y no pueden pesquisar estas cosas en relación a la violencia, cuando es grave no se pueden prevenir. Necesitamos tener un tacto y una escucha atenta cada vez que una mujer dice que está pasando algo grave”, sostuvo.

“Lo que está pasando ahora es que se puede hablar, antes era muy tabú y difícil poder decir lo que uno estaba sufriendo. Igualmente, hay un salto a nivel social que está faltando dar, es decir, todas las instituciones que deberían poder alojar estas demandas y hacer algo, no todos están con la escucha atenta de entender que es lo que está demandando o pidiendo la mujer o disidencia en situación de violencia”, señaló.

“Las nuevas generaciones están cambiando, pero el tema pasa por quienes toman las decisiones o están en los lugares de poder, donde todavía no pueden hacer esa desconstrucción. Lo importante es generar todos los espacios posibles para debatir, aprender lo que es la violencia de género porque tienen que formarse en muchos lugares, sobre todo, los estatales, en la cual la Ley Micaela garantiza que haya perspectiva de género en cada una de las decisiones que toman”, remarcó.
Con respecto a los lugares donde las víctimas pueden pedir ayuda o dar alerta, destacó: “En cualquier comisaría se puede hacer una denuncia, donde recomendamos que vayan directamente a fiscalía que son dos, una se encuentra en Tribunales y la otra es la de género que queda en calle Urquiza, pero a esta última solamente se puede ir de día”.

“Después se puede llamar al 144 o hacer una denuncia virtual, pero si la persona está en riesgo tiene que dirigirse a una comisaría”, agregó.


“Es necesario siempre hacer red, es decir, una persona no se puede quedar con el malestar o la vivencia sola. Para poder salir de la situación, se necesita hablar con un vecino, pariente o alguien cercano. Me parece importante crear un espacio seguro para la persona que está sufriendo una situación de violencia de género”, remarcó.

“Por lo general, lo que más ata a seguir sosteniendo ciertos vínculos es la violencia económica, donde se genera mucha incertidumbre, pero más allá de eso, hay que tener la seguridad de que no es un modo de vida saludable y que pueden cortar con ese problema”, comentó.

“También muchas veces hay violencia hacia los niños. El 60% de los femicidios se producen en una pareja o por una ex pareja, donde queda demostrado que la forma de relacionarnos no es saludable”, concluyó.
Dimas Dio: “En lo que va del año, ocurrieron tres hechos de travesticidios”
Dimas Dio, integrante de Libres del sur, artista y activista, por su parte, expresó: “A mí me toca violencias de género y travesticidios. Dentro de las estadísticas y laburo que hacen desde el observatorio, más allá de la emoción, está bueno que haya instituciones que hagan esta sistematización de datos porque es importante y está sucediendo”.

“Es importante a la hora de caratular una causa y de seguir teniendo los ojos puestos en lo que sucede porque son tres hechos de travesticidios que ocurrieron en lo que va del año. Uno de los trabajos que me convoca esta temática, es poner en discusión los espacios seguros”, agregó.

“Es clave el tema de la violencia en casa, donde no es solamente física sino también puede ser simbólica, económica, entre otras, las cuales están bueno detectarlas y decir acá está sucediendo algo”, señaló.

“Quiero remarcar la marcha del orgullo que se hará el 11 de noviembre, donde hace poco se llevó a cabo en Buenos Aires y se va dando en distintas fechas. La primera fue en junio de 1992 en Buenos Aires, y en Paraná es la octava edición, en la cual se pregona por un lugar seguro”, finalizó.

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