Una de las mujeres que vive en la casa contó a El Tres que en el inmueble viven once chicos y temen que sean alcanzados por las balas.
El sábado a la tarde fue la última balacera y por eso decidieron dejar las pintadas de aclaración, de que allí no venden droga.
“A esta casa la tenían como aguantadero y búnker de venta de drogas. Amenazaron al dueño anterior y tuvo que irse”, contó una de las mujeres que habita el lugar.
Aregó que como estuvo durmiento tres días en la calle, le dieron permiso para que se quede en el lugar con los chicos.
“Acá somos familia de bien que no queremos vender droga, solo un techo para nuestros hijos. Deben querer que nos asustemos y nos vayamos pero no tenemos otro lugar para ir”, concluyó la mujer.