Sociedad Provincia de Buenos Aires

Reabrió el local la familia del kiosquero asesinado en Ramos Mejía

“Hay que comer, sólo por eso volvimos”, expresó uno de los hijos de la víctima. Junto con la esposa de su papá y sus abuelos volvieron a subir las persianas, aunque en el corto plazo planean vender el fondo de comercio.
La familia de Roberto Sabo, el kiosquero asesinado a sangre fría en Ramos Mejía, reabrió este jueves el local en el que fue atacado. Sus hijos, su esposa y sus padres volvieron a subir las persianas, aunque en el corto plazo planean vender el fondo de comercio y cerrar para siempre.

“Hay que comer, hay que hacer plata, solo por eso volvimos a abrir”, reconoció Nicolás, uno de sus hijos.

“Vine con Patri, la mujer de mi viejo y con mis abuelos. Nos encontramos acá y abrimos los cuatro juntos en nombre de mi viejo. La idea es abrir de lunes a sábados 10 a 19:30 para aprovechar el horario que más gente hay en la calle y que es menos peligroso”, relató en diálogo con Clarín.
A menos de dos semanas del crimen de su papá, Nicolás y su familia piensan cerrar el negocio, aunque saben que es un buen ingreso de dinero y que lo necesitan para poder subsistir.

“Mi familia no está cómoda con la situación y no van a estar tranquilos nunca mientras estemos abiertos porque lo que pasó puede pasar de nuevo. Es un parche mientras terminamos de estudiar o encontrar otra cosa”, expresó Nicolás en diálogo con TN.

Luego confirmó que sigue en sus planes cerrar el negocio que su padre atendía incluso los domingos: “La idea es no seguir y vender el fondo de comercio. Es un lugar en el que se labura bien pero ¿a qué costo?”.

Los domingos decidieron no abrir más porque circula mucha menos gente en la calle. “Lo que pasó fue un domingo”, recordó Nicolás a este diario para justificar la decisión.

Y contó: “Patri y yo los dos juntos, vamos a estar al pie del cañón. Mi hermano se va a meter de lleno a estudiar programación, seguramente vendrá algún día a dar una mano”.

"El pedido de mi abuelo, tanto como de mi mamá, es que no se abra”, reconoció el joven de 25 años, y agregó: “Los entiendo al cien por ciento. Les sacaron un hijo y les pueden sacar un nieto tranquilamente”.

“Es un lugar que nos dio mucho pero también es muy esclavizante, creemos que es el momento de darle punto final”, sumó el joven desde el local ubicado en Avenida de Mayo al 800, de aquella localidad perteneciente al partido de La Matanza.
Desde que abrieron este jueves “entraron 20 personas y compraron tres”, el resto se acercó a saludarlos, abrazarlos y brindarles su apoyo. “Es muy lindo. Es una muestra de lo que era papá”, relató Nicolás.

Consultado por los refuerzos de seguridad en la zona tras el crimen de su padre, el joven aseguró que “hay un par de policías” pero que el horario crítico (que es cuando cierran los comercios) “baja la circulación de gente” y es más inseguro.

Y aseguró a este diario: “Hablé con uno que se encargaba de la seguridad de la zona y me presentó a unos policías que están en la cuadra. Es bienvenido el gesto pero tal vez se necesita más, son solo dos chicos para cubrir seis cuadras”.

La familia de Sabo reconoció que los más 2 millones de pesos que se juntaron a través de una iniciativa solidaria en redes sociales les permite sobrellevar este momento de incertidumbre sin tanta urgencia económica.

"Se agradece mucho a la gente que nos mandó la colecta, la plata y todo eso. Nos da un parche para pensar tranquilos, entre comillas, qué haremos”, manifestó Nicolás.
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