El dato clave
Como parte de la recolección de testimonios, llegó a oídos de la fiscal un relato sobre la existencia de enterramientos NN en el cementerio de Villa Paranacito y pudieron dar con quien se desempeñó como sepulturero en aquellos años.
"Eso permitió identificar las tumbas en los que se habrían enterrado personas como NN y él relató que estas personas eran traídas al muelle del cementerio por personal de seguridad que estaba acá en la zona", contó a Río Bravo la abogada querellante por la secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Lucía Tejera, de trayectoria en materia de causas por delitos de lesa humanidad.
Meses de estudio
Así, entre este lunes y el martes, el Equipo Argentino de Antropología Forensa (EAAF), por disposición del juez Seró, procedió a la exhumación de siete tumbas NN según estrictos procedimientos. Ahora, los restos extraídos fueron trasladados bajo rigurosos protocolos de seguridad al laboratorio del EAAF, donde serán analizados y, según prevén por trabajos previos, será una tarea que llevará meses de estudio.
Ahora el equipo deberá que avaluar todo lo que se encontró y, mediante un análisis antropométrico, determinar si existe material genético para cruzar con la base de datos de ADN de la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, coordinada por el EAAF, donde cientos de los familiares de desaparecidos han ido presentando muestras de sangre que se utilizan para contrastar con las muestras obtenidas.
La relevancia de los testimonios
La representante de la secretaría de Derechos Humanos reconoció que se trata de una causa "bastante difícil porque nosotros estamos intentando hallar restos de personas que fueron arrojadas desde aviones, helicópteros, por nuestro delta, por nuestros ríos, lo que significa una geografía bastante dificultosa para el hallazgo de esos restos". La descripción de las condiciones en que se desarrolla la investigación -a lo que habría que sumar el paso del tiempo, entre 38 y 45 años- permite hacerse una idea de las dificultades de la misión.
"Muchos de los testimonios dan cuenta de que veían los restos y los dejaban correr y eso quiere decir que seguían su curso y no fueron enterrados en algún lugar", añadió la abogada. Es por eso que hacen especial énfasis en los datos que puedan aportar los vecinos del lugar, quienes viven o vivieron en la zona, que hayan visto, escuchado o tengan constancia de información sobre el tema, y piden que se comuniquen con la secretaría de Derechos Humanos de la Nación o la dirección de Derechos Humanos de Gualeguaychú (3446-629285 o derechoshumanos@gualeguaychu.gov.ar) que largó una campaña para recabar información, garantizando la reserva de identidad para quienes no quieran dar su nombre y apellido.
Desde el área de Derechos Humanos y el conjunto de organismos y actores involucrados en la investigación ven con expectativas cada paso que se va dando en la causa: "Quizás esta medida pueda llegar a darnos algún dato que nos permita saber de dónde provinieron esos vuelos, dónde estaban estas personas detenidas, secuestradas y mantenidas en cautiverio y luego asesinadas así que para nosotros esta medida fue sumamente importante en ese sentido", redondeó Tejera.
"Es muy fuerte la posibilidad de que hayan existido vuelos de la muerte en territorio entrerriano"
Clarisa Sobko, militante de la organización estuvo presenciando los trabajos desarrollados por el EAAF y calificó como "muy fuerte y emblemática la posibilidad de que hayan existido vuelos de la muerte en territorio entrerriano, que haya sido un plan sistemático, una utilización estructurada y diseñada en el terrorismo, aprovechando la geografía de nuestro Delta para la eliminación de cuerpos".
Se trata de una causa "bastante difícil porque nosotros estamos intentando hallar restos de personas que fueron arrojadas desde aviones, helicópteros, por nuestro delta, por nuestros ríos, lo que significa una geografía bastante dificultosa para el hallazgo de esos restos". La descripción de las condiciones en que se desarrolla la investigación -a lo que habría que sumar el paso del tiempo, entre 38 y 45 años- permite hacerse una idea de las dificultades de la misión.
La militante de HIJOS en diálogo con Río Bravo resumió el sentido de esta investigación y la búsqueda en "dos grandes objetivos: uno es la búsqueda de la verdad, la reconstrucción del genocidio y después la posibilidad por supuesto de encontrar y traer de nuevo a estos compañeros y compañeras, sus restos, que permiten saber muchas cosas. Hay familias que no saben dónde fueron secuestrados, dónde los mantuvieron desaparecidos y cuál fue el destino final de su familiar".