El trabajador utiliza la madera como material para preparar todo tipo de objetos. Lo que más le solicitan son cajas de vino, muebles pequeños para casitas de muñecas y hasta hueveras para la casa, entre otros productos. Todo lo elabora a pedido de sus vecinos. Gabriel trabaja solo en su taller hace varios años, por eso casi no tiene problemas para realizar su tarea, pese a su condición. "Tantos años en un colegio técnico me sirvieron para aprender todo lo que necesitaba y para saber cómo pararme para evitar accidentes", reconoció el carpintero.
En su taller se pueden observar varios objetos con un nivel de detalle espectacular, algo increíble que logra Chávez sin poder ver ninguna de sus máquinas o herramientas. Él, fiel a su barrio, es hincha fanático de Belgrano y así atiende en su lugar de trabajo. "Mi pasión por el fútbol nunca la abandoné, eso jamás", afirmó con una sonrisa. Gabriel se ha convertido en un ejemplo de vida y de superación para todo el barrio y las personas que lo conocen. El carpintero se volvió muy solicitado por sus clientes en los últimos meses y reconoció que "le va bien" en el negocio. "Ahora para el Día de la Madre tengo que hacer como 300 hueveras, sea como sea", reconoció emocionado.
Por último, expresó: "No es lo único que hago para vivir, pero sí ayuda bastante la verdad". Y luego añadió conmovido: "La enfermedad me llegó en un momento complicado de mi vida y si no fuera por el apoyo de mi familia y amigos no sé cómo hubiera terminado".