
Kilos y kilos de alimentos no perecederos se apilaron en los cuatro centros donde llevaron adelante el proyecto “Lavadero solidario”. Un plan que nació en el corazón de los jóvenes Calebs de Libertador, y que impactó fuertemente en la comunidad de manera positiva.

“Inclusive, mucha gente que vino al Sanatorio Adventista y nos vieron lavando los autos, también se sumaron al proyecto y donaron alimentos. Eran personas que no eran de nuestra comunidad y quedaron muy asombrados por la actividad. La verdad que fue una gran bendición”, destaca Bruno Flores, pastor de jóvenes del distrito y coordinador del proyecto.

Rocío Messaro de 21 años y participante del proyecto destacó la predisposición de los jóvenes de servir al prójimo. Al igual que Efraín Sanguino de 37 años quien señaló que fue un privilegio ser parte de Caleb y servir “con nuestros dones y talentos”. “Nos gustó la actividad porque pudimos ayudar entre todos y ayudar a otras personas” menciona Erica González de 28 años, otra de las participantes del lavadero solidario.
Los alimentos y el dinero recaudado en la actividad se distribuyeron a familias y jóvenes previamente identificados que estaban en necesidad. El pastor Bruno señala que “fue una tarea integral de jóvenes y conquistadores quienes lograron identificar estas necesidades y se pudo colaborar”.

