
Pero sin importarle ser minoría, Betina Ramírez, una joven nacida y criada en este barrio de zona oeste, de 27 años y mamá de un nene de 5, tras quedarse sin trabajo abrió este comercio en junio del año pasado, en plena pandemia.

"Las pibas". El primer lavadero solo atendido por mujeres en la ciudad, se abrió el año pasado en plena pandemia en un corredor y rubro dominado por varones.
La Capital dialogó con Betina, Macarena, Antonella y Paloma, a quienes se sumarían en el turno tarde Elena y Roxana. Todas terminaron el secundario, menos una que cursa actualmente en una escuela nocturna. Varias son madres y ex trabajadoras informales: cuidaron chicos, limpiaron casas, trabajaron de mozas o en pequeños comercios. Ahora empiezan a ver la posibilidad de formalizar su situación laboral y por qué expandir el negocio.

Lavado al detalle: básico, premium y max
"¿Cuáles son los secretos de un lavado al detalle?", preguntó este diario al grupo experto. Cada una sumó un dato: "Usamos productos especiales como sacabichos y desengrasantes", "le pasamos mucho cepillo a los guardabarros y luego la hidrolavadora", "no usamos rejillas: solo trapos de microfibra que no dañan la pintura del auto", "tras lavarles las alfombras colocamos adelante una alfombrita de papel con letras rosas con todos nuestros datos" y "dejamos que el cliente elija una fragancia de varias que tenemos y entregamos la unidad con perfume", fueron las respuestas.
Zona de lavaderos
Las cuadras de Pellegrini pasando Avellaneda, desde el 4000 al 6800, comenzaron a llenarse de lavaderos a mediados de los 90, en plena desocupación, crisis menemista y descomposición del tejido social.En 1998 se contabilizaban 30, la mayoría atendía las 24 horas y muchos se habían instalado en terrenos del ferrocarril. Hubo fuego cruzado entre estos trabajadores informales autodenominados "artesanales" y el municipio que los clausuraba. Eran representantes de 300 familias que no tenían otra posibilidad laboral: se los tildaba de "truchos" y se los acusaba de no estar habilitados y trabajar con conexiones irregulares de agua.

Betina aseguró que no tiene problema alguno con el municipio ni con sus colegas varones: "Soy del barrio, conozco la zona y los códigos, y mis compañeros nos cuidan a todas", aseguró.
Cuando comenzó a trabajar hace nueve meses la oferta era "Lavadero por mujeres y para mujeres", casi un spa. Pero esa historia duró poco. "Empezaron a venir amigos, ex clientes de la agencia de autos en la que trabajaba y amigos de amigos: hoy atendemos a varones y mujeres por igual y especialmente a las mujeres taxistas de la empresa y la aplicación que agrupa solo a tacheras, tenemos con ellas una promoción especial. Norma, por ejemplo, es una clienta de todas las semanas", dice ante la conductora rubia del móvil 1207.

Y algo de eso hay. Cuando se les preguntó a los clientes que esperaban el lavado lo primero que resaltaron fue la "minuciosidad" del trabajo de estas mujeres. "Lavan joya", dijo Cristian, dueño de un Corsa. "Se toman su tiempo para cada detalle", aseguró Alexis, conductor de un BMW. Y la palabra final y en el mismo sentido, la tuvo una mujer, dueña de un Gol: "Son detallistas y mientras ellas lavan yo espero acá tranquila en esta sala, donde te sirven algo para tomar y todo". Las Pibas, parece que ya marcan un estilo. Fuente: (LaCapital).-