"No hay un manual para esto porque esto es un día a día. Desde que vinimos a Buenos Aires fue con una ilusión, un objetivo, una fe, y siempre creyendo que tratábamos de hacer lo mejor por Mara, como padres y como familia", aseguró el papá de Mara, Gerardo Hollmann.
Y continuó: "Así surgió la posibilidad por la pérdida física de otro niño, surgió un donante para Mara, gracias a unos padres que en el peor momento de sus vidas tomaron una decisión pensando en el beneficio de otras personas, por eso lo llamamos el ángel donante, y estamos eternamente agradecidos a esa familia que pensó en el otro ante un momento tan duro".

Marita Hollman, la pequeña de cuatro años y oriunda de Paraná que se encontraba a la espera de un trasplante de corazón a causa de una cardiopatía congénita compleja, fue trasplantada el pasado 21 de noviembre. Luego de una larga operación y unos días en el hospital, la niña recibió este viernes el alta ambulatoria y ya se encuentra en el departamento.

"Pudimos entrar a quirófano con ella, a contenerla, y fue algo tan tranquilo que se dio todo de la mejor forma. Le transmitimos nuestra tranquilidad", rememoró al agradecer "a todos los que los acompañaron y los que rezaron por la salud de Marita". "Solos no podríamos haberlo resistido porque la tranquilidad y la paz que teníamos? además de confiar ciegamente en el lugar donde estamos; en el hospital la conocen todos desde bebé", agregó.
Un acto de solidaridad
"Sin donante no hay trasplante, sin trasplante no habría oportunidad de vida y Marita no hubiese tenido su segunda oportunidad. El trasplante es una alternativa que proponen los médicos para tener otra oportunidad de vida o para mejorar la calidad de vida", refirió Gerardo en relación a la intervención que salvó la vida de su hija.
"Ese corazón de un amigo sin rostro se tiene que empezar a conocer con su cuerpito"
"Cualquier trasplante es complejo, y de corazón a veces un poco más porque ese órgano debe comenzar a funcionar de manera coordinada para con su cuerpito", explicó su padre al agregar que la niña "está tomando una importante cantidad de medicamentos, los que interaccionan entre sí para con su estado de ánimos".

Los papás contaron que a Marita "le gusta bailar, se cambia, se disfraza y baila". "Lo está haciendo, pero aún está un poco débil, porque cuando se mueve o intenta moverse, se acuerda que tiene algo en el pecho porque ésta ya es su cuarta cirugía, su cuarta apertura de esternón; y ella lo entiende y se abraza, se toma de sus hombritos para no mover el esternón y no provocar algún dolor más. Cuando mueve un brazo por demás, automáticamente le da miedo, se abraza y eso le provoca angustia", comentó Gerardo.
Finalmente, los padres encomendaron "tener fe, confiar en los médicos y las instituciones, tener paciencia y creer en Dios porque la oportunidad llega. Hay que estar preparados para que cuando la oportunidad se dé, poder aprovecharla en buenas condiciones".
