Sociedad Donar órganos, salva vidas

"Marita se disfraza y baila": así se recupera a 13 días del trasplante

"Sin donante no hay trasplante, sin trasplante no habría oportunidad de vida y Marita no hubiese tenido su segunda oportunidad", valoraron ante Elonce TV los padres de la niña al agradecer a su ángel donante.
Video: Los papás de Marita contaron cómo transita su recuperación tras el trasplante
A 13 días del trasplante de corazón, Marita avanza en su recuperación a pasos agigantados. Junto a sus padres, Gerardo y Analía, los tres se encuentran en un departamento en Buenos Aires, desde donde transitan "de la mejor manera posible" el post-operatorio. El diálogo con Elonce TV contaron cómo fue la intervención y la forma en la que la pequeña atraviesa esta etapa.

"No hay un manual para esto porque esto es un día a día. Desde que vinimos a Buenos Aires fue con una ilusión, un objetivo, una fe, y siempre creyendo que tratábamos de hacer lo mejor por Mara, como padres y como familia", aseguró el papá de Mara, Gerardo Hollmann.

Y continuó: "Así surgió la posibilidad por la pérdida física de otro niño, surgió un donante para Mara, gracias a unos padres que en el peor momento de sus vidas tomaron una decisión pensando en el beneficio de otras personas, por eso lo llamamos el ángel donante, y estamos eternamente agradecidos a esa familia que pensó en el otro ante un momento tan duro".
"Cuando nos notificaron que comenzaba el operativo porque Mara era potencial receptora, tratamos de mantener la calma y hacer lo que nos indicaban, de hacer las cosas sin cometer errores, sin dejar que las emociones nos hagan tomar una actitud que no sea favorable", confesó el padre de la niña.

Marita Hollman, la pequeña de cuatro años y oriunda de Paraná que se encontraba a la espera de un trasplante de corazón a causa de una cardiopatía congénita compleja, fue trasplantada el pasado 21 de noviembre. Luego de una larga operación y unos días en el hospital, la niña recibió este viernes el alta ambulatoria y ya se encuentra en el departamento.
"Fue algo tan deseado, planificado, que cuando llegó el momento, al principio fue muy shockeante. Después tratamos de manejarnos lo más cautos, lo más tranquilos posibles, porque yo como mamá, he entrado al quirófano con ella y le he transmitido muchos nervios, mucha angustia, y ella lo presentía. Pero esta vez estuve muy tranquila y ella también lo estaba", recordó su madre, Analía Grecco, al comentar que hace un año que sueñan con el trasplante para Mara.

"Pudimos entrar a quirófano con ella, a contenerla, y fue algo tan tranquilo que se dio todo de la mejor forma. Le transmitimos nuestra tranquilidad", rememoró al agradecer "a todos los que los acompañaron y los que rezaron por la salud de Marita". "Solos no podríamos haberlo resistido porque la tranquilidad y la paz que teníamos? además de confiar ciegamente en el lugar donde estamos; en el hospital la conocen todos desde bebé", agregó.
Un acto de solidaridad
"Sin donante no hay trasplante, sin trasplante no habría oportunidad de vida y Marita no hubiese tenido su segunda oportunidad. El trasplante es una alternativa que proponen los médicos para tener otra oportunidad de vida o para mejorar la calidad de vida", refirió Gerardo en relación a la intervención que salvó la vida de su hija.
"No estaríamos hablando de esto si no fuese por el acto solidario, altruista, desinteresado de unos padres que ante una pérdida física pudieron parar sus emociones, dejarlas a un costado, y pensar de manera fría en otra familia, en otro niño, sin nada a cambio. Es un gesto de amor del que no tenemos palabras de agradecimiento", valoró.

"Ese corazón de un amigo sin rostro se tiene que empezar a conocer con su cuerpito"

Consultados sobre el estado en el que se encuentra Marita, contaron que "de llevarla y entrar sonriente a despertar con un montón de cables, mangueritas, intubada y muchos médicos, a veces se pone mal cuando descubre su herida en el pecho". "Le explicamos que hay que cuidarla, y ahí es cuando empiezan los miedos, la desconfianza de ella para con lo que le decimos, porque es una niña y a veces le cuesta comprender que hacemos lo mejor para ella", reconoció el papá.

"Cualquier trasplante es complejo, y de corazón a veces un poco más porque ese órgano debe comenzar a funcionar de manera coordinada para con su cuerpito", explicó su padre al agregar que la niña "está tomando una importante cantidad de medicamentos, los que interaccionan entre sí para con su estado de ánimos".
Los tres volverían a Paraná después que Marita reciba un alta ambulatoria, lo cual se logrará en un plazo de entre cuatro y seis meses, hasta que se encuentre una dosis correcta para los inmunosupresores que debe ingerir para equilibrar "ese corazón de un amigo sin rostro al cuerpito" de la niña.

Los papás contaron que a Marita "le gusta bailar, se cambia, se disfraza y baila". "Lo está haciendo, pero aún está un poco débil, porque cuando se mueve o intenta moverse, se acuerda que tiene algo en el pecho porque ésta ya es su cuarta cirugía, su cuarta apertura de esternón; y ella lo entiende y se abraza, se toma de sus hombritos para no mover el esternón y no provocar algún dolor más. Cuando mueve un brazo por demás, automáticamente le da miedo, se abraza y eso le provoca angustia", comentó Gerardo.

Finalmente, los padres encomendaron "tener fe, confiar en los médicos y las instituciones, tener paciencia y creer en Dios porque la oportunidad llega. Hay que estar preparados para que cuando la oportunidad se dé, poder aprovecharla en buenas condiciones".
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