En plena pandemia, este pequeño gesto se transformó en algo gigante. Los abuelos que viven en este tipo de residencias se encuentran aislados, protegiéndose del coronavirus y sin ver a su familia desde hace casi siete meses. Esta situación lo llevó a retomar sus visitas, esta vez en una institución de Barrio Alta Córdoba. "Está muy difícil la situación, ellos lo pasan peor que nosotros, están encerrados sin ver a sus familias, poder darles un momento de alegría es muy gratificante", indica El Doce.
En sus visitas, los abuelos le piden canciones, lo animan con sus manos, le escriben cartas y hasta se enamoran de él. "Una vez hubo lío porque dos señoras se peleaban para ver cuál era mi novia", bromea.
Para él esto significó un reencuentro con el bolero, un género que según afirma, no se consumía mucho en vivo. "Nos reencontramos de ambas partes, ellos y yo con estas canciones que son clásicos de siempre y hace mucho no las cantaba", dice.