Sociedad En las calles de Gualeguaychú

Tres historias: Se ganan la vida recorriendo las calles en tiempos de pandemia

En tiempos en que la recomendación es quedarse en casa por la pandemia, la situación económica de los últimos años empuja a decenas de personas a recorrer las calles para poder comer. Rodolfo, Mariano y Mateo, tres historias de la crisis.
En tiempos en que las recomendaciones son quedarse en casa por la pandemia, la situación económica de los últimos años empuja a decenas de personas a recorrer las calles para poder comer. Rodolfo, Mariano y Mateo, tres historias de la crisis.

Si bien siempre hubo gente vendiendo en la vía pública y ofreciendo distintos tipos de servicios, la profundización de la emergencia económica empujó a personas que tenían una ocupación fija a patear la calle, ya sea vendiendo productos, recolectando cartones, cortando el pasto, limpiando terrenos, etc.

Rodolfo llegó a la ciudad de Gualeguaychú hace unos meses en búsqueda de empleo. Justo en el inicio de la pandemia y el posterior cierre de locales y empresas, y una profundización de la casi inexistente demanda de empleo. Se paró todo en aquel momento, hasta la construcción, rubro en el cual un recién llegado puede iniciarse laboralmente en la ciudad.

Pero él no bajó los brazos y redobló la apuesta. "Hablé con una panadería a la cual le compro bandejas de facturas y otros productos de panificación aparte de los que yo hago en forma casera en la casita que alquilo y salí a vender", contó.

Con una bicicleta y tres bolsos, sale por las calles a las 8.30. "La gente poco a poco me fue conociendo y gracias a este laburo puedo vivir dignamente", sintió Rodolfo.

Arrancó tocando timbre y golpeando las manos casa por casa, y luego optó hacerlo como los antiguos vendedores ambulantes. "¡Vecino, vecina, facturas, pan integral, galletas!", grita transitando por los barrios todas las mañanas y tardes de lunes a viernes, y también los sábados temprano.

El hombre comercializa alrededor de 40 bandejas de facturas y productos de panificación, en una jornada que arranca en la zona del Gualeyan, sigue por la del conocido Hipermercado y concluye el barrio la Cuchilla.

"Todo ese trayecto lo hago caminando con los tres bolsos. Vendo más a la mañana, y a la tarde lo que me queda; es un trabajo que demanda su tiempo", explicó Rodolfo, y resaltó que "lo más importante es el trato de la gente, siempre amable y dispuesta a dar una mano".
"Con el IFE compramos una motoguadaña"
Mariano y Mateo, dos jóvenes de nuestra ciudad, aprovecharon una ayuda del estado para adquirir una herramienta de trabajo y salir a pelear el día a día cortando el pasto, además de cartoneando.

"Hacemos lo que sea en momentos en que no hay demasiado trabajo", confiaron mientras cortaban el pasto en una vereda del barrio de la Escuela 90.

Revelaron que gracias al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), adquirieron una motoguadaña para hacer las changas. "Nosotros trabajamos a voluntad de los que nos pueda dar la gente. A veces son 100, 200, otras un poco más y con eso vamos tirando", detallaron.

"La gente nos mira con un poco de desconfianza en algunos casos", marcaron los gualeguaychuenses acerca de los prejuicios sobre aquellos que la crisis los marginó a un trabajo callejero, a la vez que agradecieron que "generalmente nos dan una mano".

Sobre el oficio de cartoneros, explicaron que "hay mucha competencia, gente que no le quedó otra que salir a caminar la ciudad en búsqueda de lo que sea para vender y tener un plato de comida".

Además, plantearon que "el comercio tiene poca actividad y en consecuencia menos cosas para descartar. Hasta no hace mucho tiempo podías llegar a juntar 80 kilos en una jornada, ahora ese número es imposible de alcanzar".

Por el kilo de cartón, pagan siete pesos.

Por último, Mateo señaló que vive "en una piecita que hicimos en el fondo de mi casa paterna, junto a otros chicos que estuvieron situación de calle".

Y alertó que "vivir sin un techo es muy difícil, y te puede llevar por caminos que no son los mejores". (El Día)
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