Sociedad Gualeguaychú

Docente entrerriana agradeció la movida solidaria que posibilitó costosa cirugía

Dado que la atención de un especialista no estaba incluido en la cartilla de prestadores de su obra social, una movida solidaria posibilitó su costosa macrocirugía cerebral. Un amparo judicial resolvió la cobertura de la terapia y sanatorio
Analía Nazar enfrentó una macrocirugía cerebral y en plena rehabilitación contó las dificultades que pudo sortear gracias al apoyo y colaboración de la comunidad.

Lo que en un principio se mostró como un ACV (accidente cerebro vascular) terminó siendo una malformación arteriovenosa en el lóbulo frontal derecho del cerebro que requería de una urgente y delicada intervención quirúrgica. El diagnóstico fue realizado en el sanatorio de Villa Libertador Gral. San Martín, pero su obra social, Iosper, no cubría los costos que generaba la atención del especialista ya que no estaba incluido en la cartilla de prestadores.

"Mi vida estaba en juego y este médico me daba tranquilidad y seguridad. En Gualeguaychú primero me habían dicho que era un ACV, yo estaba dando clases virtuales y los síntomas eran parecidos, pero cuando me vine acá a consultar después de varios estudios, descubrieron que el problema era otro. Y ahí empezó otro problema", cuenta Analía a Radio Máxima, haciendo referencia a la falta de cobertura de su obra social.

"Me dijeron que yo era caprichosa, pero ese médico a mí me daba tranquilidad, creo que tengo derecho a elegir el médico. Tengo tres hijos chicos, yo quería volver a mi casa. Fue mucha la gente que se involucró y hacer nombres sería injusto olvidarme de alguien. Hicieron de todo, vendieron pollos, tortas, no sé cuántas cosas más. Hubo mucha gente que se acercó a mi casa, otros a depositar en una cuenta. Yo no tengo mucha antigüedad en la docencia, hace seis años que trabajo y esto influye en mi sueldo, mi marido hacía viajes con una combi y por la pandemia no podía trabajar. Ahora ya estoy operada y en recuperación", detalló.

La cirugía en principio no duraría más de cuatro horas, pero una arteria necrosada que no se veía en los estudios, terminó en una macrocirugía que duró más de ocho horas y tuvo en vilo a su madre que esperaba afuera rezando, a su esposo e hijos y el resto de la familia que no pudo viajar a acompañar por la pandemia y desde Gualeguaychú aguardaban novedades. Pero también a gran parte de la comunidad que a través de la solidaridad se involucró con la historia de Analía y ese día se unieron en todo tipo de oraciones.

"Estuve cinco días en terapia intensiva. Yo no podía hablar y quería comunicarme, me costaba modular, mover la boca. Empecé a tararear una canción de mi querida Marí-Marí, un médico me escuchó y se acercó a hablarme, buscó la canción en su celular y a partir de ahí con esa música en la terapia empecé a recuperarme. Hoy estoy en un departamento que está frente al sanatorio para evitar contagios porque hay muchos virus. Estoy en rehabilitación y espero poder pronto regresar. Extraño mucho a mis hijos, las videollamadas no son lo mismo", relata Analía con mucha emoción en su voz.

"Me quedan muchas cosas para hacer, tanto para agradecer. Yo tuve la suerte que a través de un recurso de amparo en la Justicia, mi obra social cubra los días de terapia y del sanatorio, pero hay mucha gente que no sabe cómo hacer. También quiero trabajar mucho con los chicos cuando vuelva, hay tantas cosas que uno aprende después de atravesar momentos difíciles. Me pasó cuando tuve que cortar mi pelo largo, verme al espejo pelada y literal tener la cabeza abierta. Esos estereotipos de belleza que tanto seguimos y que pierden tanto valor cuando solo se trata de salvar la vida", expresó la docente de Gualeguaychú.
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