
En primer lugar, destacó que desde que empezó la pandemia, "había un interés sostenido" en la realización de las actividades y el contacto con la escuela; "hoy en términos generales hay grupos que continúan manteniendo contacto, y hay otros que a esta altura muestran cierto hartazgo, tanto de la familia como de los estudiantes". En tal sentido, hizo hincapié en que el punto más fuerte con el cual se deben enfrentar las maestras y las autoridades escolares "es sostener el vínculo con los estudiantes".

Asimismo, Miorelli mencionó que "el ingreso de la escuela a los hogares está siendo bastante limitado por la falta de conectividad, de recursos. Una mamá planteó en una reunión que en su casa sus tres hijos, dos en la primaria y otra en la secundaria, debían compartir un celular para el tema de las tareas y se torna muy complicado".
"En la mayoría de los casos no hay una virtualidad sino un exceso de actividades", dijo el profesor y al no estar el docente presente, los chicos no pueden entender determinados conceptos. Haciendo una autocrítica de la labor docente, Miorelli dijo que faltó "un ordenamiento pedagógico de las actividades y hubo un exceso de libertad del Consejo General de Educación de no haber librado claramente mandatos institucionales de qué debería hacerse. Quedó librado a que los docentes resolvamos cuestiones de contenidos, cuando debería haberlo resuelto la política educativa. Y hoy tenemos como resultado algunos mamarrachos pedagógicos girando en la escuela y nadie puede dar respuestas porque no se fijaron pautas y lineamientos pedagógicos claros", finalizó. Elonce.com