Sociedad No estaban autorizadas

Tras denuncia, la comuna de Victoria frenó obras de canalización en las islas

Tras la denuncia de ambientalistas, las autoridades de Victoria adoptaron un rol más activo en los últimos días y detuvieron la obra de canalización que realizaba el Club de Velas en el acceso a su caleta.
Las obras sin autorización realizadas en terrenos de las islas ubicadas frente a la ciudad siguen generando una gran polémica. Al episodio de la canalización de El Cañito, que enfrentó a un grupo ecologista con la Junta Vecinal de El Embudo y que terminó con la suspensión de los trabajos, se suma ahora otro similar, esta vez protagonizado por un club rosarino que tiene un lote en las islas entrerrianas. La falta de acceso a la laguna por la bajante y la sedimentación de la boca sigue generando inconvenientes en la zona.

El 23 de enero pasado, miembros de Amigos de la Isla Autoconvocados denunciaron ante la Municipalidad de Victoria, que tiene jurisdicción en la zona, la presencia de maquinaria pesada realizando una canalización en la entrada a la caleta que tiene el Club de Velas de Rosario en la zona de la boca de El Embudo.

Al día siguiente, personal de las dependencias Delegación en Islas y Secretaría de Producción y Medio Ambiente de ese municipio se presentó en el lugar y constató el inicio de la obra. Ante la falta de autorización necesaria para realizar movimientos de suelo, dispusieron la suspensión de los trabajos hasta que se cumplan con todos los requisitos legales exigidos, ya que incurre en infracción de las ordenanzas 2.185 y 1.787 del municipio.

Mayor compromiso

La decisión se suma a otra en el mismo sentido tomada a principios de mes, respecto a la canalización entre el curso principal del Paraná y la laguna, realizada por la Junta Vecinal. Los funcionarios de Victoria, que parece haber cambiado de actitud hacia un mayor compromiso con el control del área, argumentaron que la obra tampoco cuenta con la correspondiente autorización municipal, tal como argumentaba la agrupación ambientalista.

La misma raíz

Santiago Marelli, integrante de la agrupación, apuntó que en el caso del Club de Velas las autoridades intentaban "dragar la entrada de su caleta para que entren los veleros de sus socios".

Si bien ambos episodios no tienen los mismos protagonistas, Marelli afirma que "se produjeron en la misma zona y como parte del mismo problema, producto de la falta de acceso a la laguna".

El militante ecologista explicó que la laguna fue cambiando a lo largo del tiempo: "Hace 5 años, a 500 metros de la boca de El Embudo, el club hizo una caleta que unió la laguna con El Saco, otra laguna ubicada al este. Eso tuvo un efecto secundario indeseado, ya que la circulación de agua entre ambas provocó una sedimentación que empezó a tapar el único acceso natural a El Embudo", situación que fue denunciada formalmente ante Victoria por la agrupación el 25 de marzo de 2015.

Esta situación, sumada a la bajante récord, bloqueó la posibilidad de entrar a la laguna. "Por eso la vecinal, para no pelearse con el Club de Velas, decidió cortar la isla en dos y reabrir El Cañito, cerrado por una crecida en el año 1992", detalló el activista, quien sostiene que comparten la preocupación porque la falta de acceso, pero no están de acuerdo con la solución.

"Nosotros queremos que las autoridades del municipio de Victoria llamen a una mesa de dialogo", aclaró. Y asegura que la mejor opción consiste en "cerrar la conexión entre las dos lagunas, y que el club, que ahora está dragando para que entren sus veleros, elija con cuál de las dos quiere tener conexión con la caleta".

La otra condición, señaló Marelli, "es que se cierre El Cañito, y que se drague la boca de El Embudo". Y amplió: "En 2005 se hizo y duró hasta 2015. Pero el último dragado fue a comienzos del año pasado, y para agosto estaba todo tapado otra vez. Para que el sedimento no se caiga hay que hacerle un refuerzo, ponerle una malla geotextil para que dure un poco más", opinó.

El integrante de Amigos de la Isla se quejó de que en la zona lo que reina "es la política del hecho consumado", consistente en hacer las obras y luego pedir la autorización. "En la isla primero se hacen las cosas y después ven cómo lo justifican, qué documentación tienen que presentar. El que tiene plata, contrata la maquina, hace la obra y una vez que esta hecha ningún juez se la manda a tapar", lamentó.

Sin embargo, el cambio de actitud del municipio de Victoria, que ante hechos similares demoró en reaccionar en otros tiempos, abre una nueva perspectiva respecto de una zona que muchas veces, como demuestran por ejemplo, las masivas fiestas electrónicas o los siniestros entre lanchas y embarcaciones de menor porte, parece ser tierra de nadie. (La Capital)
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