Sociedad Estuvieron en la laguna Setúbal

Paranaenses "buscadores de tesoros" en playas rastrean la costa santafesina

Ramiro y Diana tienen como "hobby" la detección metálica en playas y plazas de Paraná, pero también recorren localidades cercanas. Estuvieron recorriendo la costa de la laguna Setúbal y cuentan su pasión por el aire libre.
Pip, pip, pip. El pitido eléctrico de una chicharra se acelera y ellos frenan. Sin agacharse, entierran el pico de una afilada pala metálica de mango largo con la que extraen algo de la arena, lo analizan, y lo guardan en un morral. Es domingo, y el sol pega fuerte en el mediodía de la playa de la Costanera Oeste santafesina. Pero esto, lejos de desanimarlos, parece inyectarles más energía para seguir buscando.
Ramiro Brunetti y Diana Crisman son de Paraná, y llegaron hace unos minutos a nuestra ciudad; pero no perdieron el tiempo, y ya se pusieron a buscar. Él trabaja tiempo completo en una verdulería, y ella limpiando y cuidando chicos, pero comparten una pasión: son "detectores".
"Nuestro hobby es la detección metálica de objetos", afirma Ramiro. "Nosotros andamos en las playas, en los parques, en todos lados (que nos den permiso) buscando metales, y de paso descontaminando un poco los lugares públicos y el medio ambiente", agrega.
Un hobby, una pasión
"Comenzamos por hobby y pronto descubrimos que la cacería de tesoros es una actividad fascinante", afirman en el sitio web: argentina detectores.com. Allí explican que esta actividad se trata de la exploración de lugares desconocidos, "sondeando los secretos que guarda la tierra y que nosotros, en nuestro afán de cruzar límites, debemos descubrir".
Algunos de los secretos descubiertos por los detectores paranaenses. (ElLitoral).

También aclaran que cuando hablan de "tesoros" no aluden sólo a las monedas, pepitas, reliquias u objetos desconocidos. "La palabra tesoro funciona a un nivel emocional, simplemente porque fuimos al lugar más recóndito del mundo y ubicamos un objeto que sólo nosotros podíamos hallar y valorar. Es la versión material de un momento y un lugar, un recuerdo que nos acompañará durante el resto de nuestros días", señalan a El Litoral.
El olfato del experto
Finalmente, explican que esta pasión encierra "la paciencia del cazador y el olfato del experto", y que no es otra cosa que la inquietud por investigar lo desconocido y la emoción del hallazgo. "¿Acaso usted conoce todos los secretos que encierra el suelo? ¿Alguna vez se ha topado con un meteorito o una pepita de oro en su estado natural? ¿Ha estado en algún lugar donde se ha librado una batalla histórica y desea encontrar un vestigio de semejante acontecimiento? ¿O ha desenterrado una reliquia cargada de historia que ha estado aguardando todos estos años de que usted la descubra? Todos los objetos tienen un destino, y quizás el suyo sea hallarlos y hacerlos suyos", coinciden.
Moneda descubierta por los detectores paranaenses. (ElLitoral).
Felices con poco
Para Ramiro y Diana, por ahora, el mejor tesoro han sido algunos anillos de plata, porque la verdad es que "no hay muchas cosas lindas que sacar". De hecho, la mayoría son tapas de cerveza, latas, etiquetas de vino o hierros. Pero eso no los desanima. Mientras buscan, limpian. Sobre todo, cosas que no se ven a simple vista.

"A la mugre la vamos dejando en los cestos de basura, y lo que sea plomo o tenga algún valor, lo guardamos para nosotros. Vamos coleccionado y lo vamos intercambiando con otros que comparten la misma pasión que nosotros. Somos varios, de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, que cuando podemos nos juntamos e intercambiamos experiencias y objetos", cuentan con una sonrisa.
Estar al aire libre
"Llegamos al mediodía y estaremos hasta las 18. Entre el importe del pasaje de colectivo y las pilas para los detectores nos quedamos sin presupuesto, pero igual vamos a recorrer hasta el segundo Espigón", dice Ramiro. Fue el día de esta entrevista para El Litoral.
Y agrega que la actividad implica más gasto que lo que uno encuentra. "Los municipales juntan lo que está arriba, pero nosotros rescatamos lo que está abajo. El río bajo trae mucha mugre, pero a la vez arrastra cosas como monedas", agrega ilusionado. Y cierra con una reflexión: "Lo que más nos gusta de la actividad es estar al aire libre, estar tranquilos, y con la ilusión que cada pozo puede esconder un tesoro. La basura de otro puede ser un tesoro para nosotros".
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