A continuación fueron evacuados todos los trabajadores del edificio, así como los empleados del Senado que revisten tareas en el anexo, ubicado al lado.
La multitud de trabajadores legislativos se congregó sobre la vereda sur de la Plaza del Congreso, mientras personal de Seguridad y de la Policía de la Ciudad acordonó la vereda y no permitió el paso de transeúntes durante casi 45 minutos.
Rápidamente una brigada de Explosivos de la Policía Federal y otra de Protección Ciudadana se acercaron al edificio y, mediante el uso de perros entrenados, advirtieron que el artefacto no consistía en una amenaza.
Tras comprobar que la situación estaba controlada, personal de Seguridad del Congreso permitió a los empleados que vuelvan a sus puestos de trabajo.