De vuelta en la ciudad, ella comenzó a sentir un intenso ardor en sus piernas y algunas de las ronchas producto de las picaduras se transformaron en ampollas, las que luego se reventaron y le provocaron lastimaduras. La joven no supo distinguir con exactitud qué fue lo que le picó. "Estoy segura de que no fueron mosquitos", dijo Carla, "eran como una especie de mosquita negra", describió.
Barigüí, jején, o mosca negra son distintas formas de llamar a diferentes especies de simúlidos que habitan esta zona. También hay tábanos, bichos colorados, ácaros en general y otro sinnúmero de insectos y arácnidos que "pueden estar esperándonos al acecho para terminar con nuestro día de disfrute", aportó Mariana Maglianese, a cargo de Control de Vectores de la Provincia, área que depende de la Dirección y Promoción de la Salud.
Y justamente eso fue lo que le ocurrió a esta joven que debió realizarse curaciones durante una semana para sanar las heridas producto de las picaduras. La particularidad de la mosquita negra es que, a diferencia del mosquito que es de hábito nocturno, ésta ataca en horario diurno, cerca de los cursos de agua, donde se reproduce. (El Litoral)