Sociedad "Cambiar es posible", dijo

Robaba estaciones de servicio y ahora trabaja de playero

Hace nueve años, Matías "El Colo" robaba a mano armada estaciones de servicio y ahora, tras haber pasado siete años preso, trabaja como playero en San Miguel, cerca del lugar donde lo detuvieron y apresaron en 2010.
Podría ser el guión de una novela o de una película de Hollywood, pero sucedió en la provincia de Buenos Aires. Hace nueve años, Matías "El Colo" robaba a mano armada estaciones de servicio y ahora, tras haber pasado siete años preso, trabaja como playero en San Miguel, cerca del lugar donde lo detuvieron y apresaron en 2010. "Yo sabía que iba a cambiar, pero nunca pensé que terminaría acá y que me iba a gustar tanto mi laburo", afirma.

En 2013, Matías Neusch Lanchi (32) fue trasladado del penal de Olmos, donde cumplía una condena por haber cometido ocho robos en grado de tentativa, hacia la Unidad Penal N°48 de San Martín. Allí se incorporó al equipo de rugby de la Fundación Espartanos y su perspectiva de vida cambió por completo: "Antes de cruzarme con ellos pensaba en salir y seguir haciendo maldades, la cárcel era como una escuela de delincuentes. Pero cuando llegué a su pabellón sentí que había entrado a un jardín de infantes. Todos estaban dispuestos a darte una mano", relata "El Colo".

La misión de Espartanos es clara: bajar la tasa de reincidencia delictiva a través del rugby, la educación, el trabajo y la espiritualidad de personas privadas de su libertad. Cuando Matías terminó su condena en enero de 2017, quiso aportar su granito de arena a la causa y salió "a buscar trabajo por todos lados para no volver a delinquir". En un momento, mantuvo tres oficios para cuidar de sus dos hijos, Lucas y Ailén, y construir su casa en Tortuguitas. "Estuve de administrativo en el ministerio de Trabajo de la provincia, en una hamburguesería y como pasante en YPF gracias a un convenio que tienen con Espartanos -explica-. Pero ni bien me ofrecieron un puesto efectivo en la estación de servicio acepté y dejé los otros dos".
"El Colo" es uno de los tres Espartanos que participaron de la primera edición del Programa de Empleabilidad para la Inserción Socio-Laboral en YPF. La alianza, que ya va por su tercera edición, lleva contratados a 17 trabajadores que estuvieron privados de su libertad y que participaban de las actividades de la Fundación Espartanos en el penal de San Martín. Este programa obtuvo una mención especial en los Premios Obrar 2019 en el rubro de "Comunicación en medios o canales propios, Voluntariado y/o acciones de sustentabilidad o Propósito".

Sobre sus inicios como playero, recuerda: "Me pusieron un tutor que me enseñó desde a servir café, hasta acomodar góndolas, cargar gas y nafta. Él nunca me juzgó". Si bien los deberes del oficio le resultaron sencillos de aprender lo que más le costó fue lograr un vínculo con el resto de sus compañeros: "Al principio, había mucho prejuicio. Todos creían que los jefes estaban locos y habían cometido un error al contratarme -revela Matías-. Pero con esfuerzo, les tapé la boca y ahora se volvieron parte de mi familia. Tenemos un muy buen vínculo".

"Primero hacen una especie de pasantía de 20 horas semanales y evalúan contratarlos de manera efectiva o no. Lo único que les piden desde YPF es que terminen el secundario", explica Eduardo "Coco" Oderigo, fundador de Los Espartanos. Actualmente, hay Espartanos trabajando en este alianza en nueve provincias del país.

Andrés Mosteiro, gerente de Empleabilidad y Vinculación de Recursos Humanos de YPF, cuenta que varias empresas se han acercado a ellos con el fin incorporar una alianza similar a la suya con Espartanos. "Nos preguntaron fundamentalmente cómo la hemos llevado a cabo y cuáles fueron nuestros desafíos. Nosotros nos sentimos halagados y comprometidos a acompañar a otros sectores porque entendemos que con uno solo no basta", señala.

Mosteiro considera que contratar a Los Espartanos en la empresa les resultó beneficioso ya que "todos trabajaron su predisposición a ser mejores intramuro, con el acompañamiento de los voluntarios de la fundación". Y agrega: " Queremos mirar para adelante y no para atrás. Apostamos a que la persona responda a lo que les proponemos por su bien, el de sus familias y el de la sociedad en su conjunto".

Hoy día, a dos años de su incorporación efectiva, Matías disfruta mucho de su empleo. Trabaja en el turno noche y en medio de su jornada, siempre se toma un momento para "mirar el cielo y las estrellas" y recuerda cuando tenía la misma vista desde el penal de San Martín. "Me ayuda muchísimo a valorar mi libertad", asegura.
"El Colo" logró terminar su casa y comprar su propio auto: "Ni robando lo hubiese logrado", dice entre risas. Uno de sus anhelos es ser un ejemplo para su hijos, porque no quiere que "ellos pasen por lo mismo". Su gran deseo: "Quiero que terminen la escuela y que, con esfuerzo, hagan las cosas bien".

De todas formas, "El Colo" afirma que su tiempo en la cárcel no fue en vano: "Se puede salir, cambiar y hacer un montón de cosas con tu vida -continúa-. Es duro, lleva su tiempo y cuesta, pero se puede. Hoy nadie te regala nada, pero lo podés ganar laburando".

"Coco" explica que muchos de Los Espartanos es la primera vez que consiguen un empleo formal. "Están recontra agradecidos, antes rompían los cajeros y ahora sacan plata todos los meses de ahí", describe. "Les queremos facilitar oportunidades laborales por dos razones: una altruista, para ayudarlos, y otra egoísta, porque si están trabajando te aseguras que no vayan a cometer más delitos", concluye.
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