Sociedad Ocurrió en Bahía Blanca

Llamó a un jardinero y era un viudo negro: la durmió con un mate para robarle

Le insistió hasta que tomó un mate. De repente, la mujer comenzó a sentir tanto sueño que se tuvo que acostar. Recién se despertó el lunes, pero todavía no puede dejar atrás la pesadilla. Ocurrió en Bahía Blanca.
Hace unos 15 días le abrió la puerta de su casa para hacer unos arreglos en los fondos. Parecía de confianza, por lo que cuando el domingo se puso feo y amenazaba con llover, lo hizo entrar, después de que le tocara el timbre y se ofreciera para retomar los trabajos. Aunque a ella no le gusta, le preparó un mate y al rato él volvió ofreciéndole uno. Le insistió e insistió hasta que tomó. De repente, la mujer comenzó a sentir tanto sueño que se tuvo que acostar. Recién se despertó el lunes, pero todavía no puede dejar atrás la pesadilla.

Norma Beatriz Da Cruz (68) guardaba ahorros en la caja fuerte de su vivienda de O'Higgins 2338 en el barrio Obrero de Bahía Blanca. Tenía unos 30.000 pesos y 2.000 dólares que le desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. El tiempo que estuvo profundamente dormida y el jardinero que había contratado para podarle unos árboles y cortarle el pasto aprovechó para llevarse el dinero, según denunció la mujer en la comisaría 4°.
"Tengo la caja fuerte detrás de la cama y no sentí nada. No sé cómo hizo para romperla", le explicó a Clarín Norma, enfermera jubilada desde hace 6 años. "Mi médico me dijo que tiene que haber sido burundanga por lo pronto que me afectó. Me caía de sueño", recordó sobre cómo se sintió después de beber la infusión que le ofreció el jardinero. Mientras él podaba árboles y cortaba pastos en el patio, la mujer le llevó un termo y el mate.

"Tenía una cara de bueno, si hasta le compré una campera usada y se la regalé para que no pasara frío. No me merecía una cosa así", se lamentó la mujer sobre la confianza que le dio al asaltante, al que identificó en la segunda foto que le mostraron en la seccional policial el lunes.
"Me dijo que se llamaba Alejandro Bertolotti, pero en realidad se llama Ángel Bertolotti. ¡Hasta su apellido real me dio! No lo puedo creer. ¿Si tiene antecedentes? ¡Sí!" dijo entre risas.
Cuando le contó a sus hijos y sobrinos lo que le había hecho, los tuvo que frenar. "Estaban furiosos. Querían salir a buscarlo y agarrarlo ellos mismos. Pero les dije que nosotros somos buena gente y no quiero más problemas. Eso sí, necesito el dinero, porque me dejó en banda", graficó Norma.
Para llegar hasta que cobre su haber la semana próxima, sus familiares tuvieron que prestarle unos pesos. Varios vecinos del barrio donde vive desde hace 64 años también le ofrecieron dinero. Ella se los agradeció, aunque no aceptó.

Lamentó también el teléfono celular que el jardinero le llevó, porque ahí guardaba fotos de sus padres y de su marido, fallecido hace unos 3 años. "Con los 2.000 pesos que me dio mi sobrina, me fui a comprar uno nuevo porque yo juego mucho y me entretengo", explicó la mujer que, aún jubilada, sigue aplicando vacunas a pacientes de confianza. "Lo hice durante 35 años. Vienen chicos y grandes que yo sé que la pasan mal y les doy comida o ropa para que se lleven. Pero esto que me pasó, tal vez me haga cambiar un poco", reflexionó en diálogo con Clarín.
El martes todavía se sentía muy mal y apenas podía caminar. "Me caía, no sé si por lo que tomé o por la angustia. Pero hoy (por este miércoles) ya estoy un poco mejor. Parece que recuperaron algo de lo robado. Todavía falta, pero algo es algo", comentó Norma sobre el resultado del allanamiento que el martes a la noche la Policía realizó en una casa en el acceso al barrio Portal del Este, a unas 20 cuadras de donde vive Bertolotti, de 39 años.

En un procedimiento que ordenó la jueza de Garantías N° 4 de Bahía Blanca Marisa Promé encontraron unos 4.000 pesos y varias pastillas de ansiolíticos.
"También tenía cloroformo que si me lo hubiera dado, me mataba", se alarmó Da Cruz. Reveló que en la puerta de la heladera de su casa, la policía había detectado las huellas del jardinero, de 39 años, a quien no pudieron hallaren la humilde vivienda, de chapa y madera allanada. "Espero que no se la lleve de arriba", se esperanzó la mujer, confiada en recuperar el resto de sus ahorros robados.
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