Fue Jorge Escobar, un vecino del Barrio San Isidro, que viven en calle Las Glicinas casi Tavella, frente a los terrenos donde hasta hace pocos meses hubo un asentamiento de ranchos, quien contó que el equino tenía 19 años y había sido un regalo de su padre.
Escobar llevó su "amigo", como él le decía, y lo ató en los terrenos donde estuvieron los asentamientos, sin percatarse que tapado por los pastizales que serían la comida del animal, había un profundo pozo de casi dos metros, que fuera hecho por los habitantes del precario barrio para usar de pozo negro.
Al parecer, el caballo cayó de ancas en el mismo y quedó atrapado en esa trampa que sería mortal, ya que así estuvo toda la madrugada y murió de frío y agotamiento.En horas de la mañana de este sábado, personal de Bomberos Voluntarios, de la firma El Indio y de Río Uruguay, acudieron al lugar tras ser alertados y con la ayuda de una pala mecánica, limpiaron la zona para el acceso de una pluma hidráulica y así retirar el equino del profundo pozo.