Y es ahí donde aparece esa especie de "humor social" que podemos identificar más en algunos días que otros, y con más intensidad en algunas épocas que otras.
Pero... ¿Qué es el humor social y cómo se va moldeando? ¿Cómo se puede medir ese nivel de tensión que volcamos en el espacio público, a veces incluso de forma inconsciente?
Sabemos que los argentinos somos un pueblo atravesado y apasionado por los hechos y la actualidad política. Marcan, incluso, el rumbo y el tono de la información cada día. Ahora bien, en años de sucesos económicos que no dan respiro como el actual, el estado de ánimo colectivo tiene su reflejo inevitable en los sectores públicos y sociales como la casa y el trabajo.
Pero... ¿sucede de este modo en la mayoría de los países y culturas o es un rasgo que podemos considerar particular?
Inflación, despidos, descontrol de la economía familiar, hechos de inseguridad y falta de respuestas por parte de los políticos y las instituciones a estas y otras realidades, se vuelven seguramente un caldo de cultivo.
Y así, en una especie de selva habitada por nerviosos y enojados, las excusas para los enfrentamientos aparecen como por arte de magia.
En este sentido preocupa, por ejemplo, las crecientes estadísticas sobre hechos de inseguridad que involucran el accionar de vecinos justicieros. La llamada "justicia por mano propia" no es otra cosa, tal vez, que la reacción violenta de esos vecinos en un límite de su tolerancia.
Nuestra provincia y ciudad no vienen siendo la excepción a estos escenarios. Cada vez con más frecuencia nos enteramos de vecinos que atrapan a ladrones, feroces peleas entre automovilistas y discusiones con notables grados de violencia.
Este famoso "humor social" es, incluso, objeto de medición por parte de los encuestadores. El propio asesor predilecto del Presidente de la Nación, el consultor Jaime Durán Barba, admite que es una medición que considera tan importante como aquellas que muestran intención de voto.
Ahora bien, la pregunta es... ¿Se vuelve inevitable que los hechos económicos y políticos nos marquen el rumbo en ese sentido?
Furia al volante
Si de furia en la vía pública hablamos, el ámbito del tránsito vehicular es tal vez el que se lleve gran parte del protagonismo.Maniobras indebidas, coches mal estacionados, son las causas que en general despiertan las discusiones.
Pero el de los vehículos no es un sector cualquiera dentro de la vía pública. Conducir un auto o una moto es ir al volante de algo que puede convertirse fácilmente en un arma letal. Esa presión, más las tensiones propias de una sociedad al parecer sumergida en la intolerancia, hace que cada vez se nos vuelva más habitual asistir a escenas casi dantescas.
En nuestra ciudad, sin ir más lejos, se conoció ayer la noticia de una agresión entre conductores que casi termina en tragedia.
En la esquina de las calles Buenos Aires y Garay, un hombre enfurecido por una discusión de tránsito menor, saco un machete de su auto y atacó a un motociclista que usó su casco para frenar el machetazo que fue directo a su cabeza.
El agresor fue identificado por los datos de su automóvil y la justicia tomo intervención.
El video de este escalofriante hecho se viralizó inmediatamente. Fue registrado por otros peatones y se convirtió en tema de espanto y discusión desde entonces.
En situaciones como estás... ¿qué rol tiene la justicia si no es realizada la denuncia? ¿Alcanza con un video y testigos, por ejemplo, para actuar de oficio? ¿Qué dicen las normas sobre las herramientas y armas que podemos llevar en un vehículo?
Hechos como estos, de mayor o menor gravedad, se suceden a diario entre automovilistas, motociclistas y peatones a lo largo de todo el país.
La peligrosidad a la que puede llegar una persona afectada por el caos del tránsito y las presiones diarias, representa un fenómeno a atender especialmente.
Pero... ¿Cómo son y con qué rigurosidad se realizan los exámenes psico-físicos que habilitan a un ciudadano a conducir?
"Estamos preparados para recibir y contestar a la violencia en forma diferente"
"Existe acostumbramiento a la violencia en la calle. Es más, todos vivimos con una cantidad de cuestiones sociales que hemos heredado, que están en las raíces más profundas de nuestra cultura, que hace que tomemos ciertas cuestiones naturalizándolas; forman parte de nuestra cotidianeidad", resaltó.
Asimismo dijo que "hemos naturalizado la violencia masculina, que cuando asoma la violencia femenina, parece que irrumpe de una manera atroz, y en realidad lo único que ocurre es que estamos entrando en el mecanismo que hemos heredado de violencia social, en el cual, participamos ahora de forma diferente".
La violencia "tiene formas diferentes de expresión. Culturalmente, además estamos preparados para recibir y contestar a la violencia en forma diferente. Es más, creo que las mujeres no estamos autorizadas a ciertos tipos de violencia, en los cuales, los hombres sí están autorizados. Desde lo legal, cultural, religioso, la mujer `pertenece al hombre`. El lugar de sumisión que la cultura nos ha impuesto, impide ciertas formas de reacción y cuando se dan `es una loca`", manifestó la especialista.
"No podemos sesgar a un ámbito, una forma de expresión de la violencia. Acabamos de tener una reunión muy interesante, con representantes de AJER, y de otros gremios que estuvieron en ese encuentro, donde convinimos, no porque hayamos llegado a una conclusión, sino porque lo charlamos, que vivimos en una sociedad X, en este caso estamos viendo el rasgo de la violencia. Nos desempeñamos en distintos roles, uno de esos, es el de trabajador. Mi carga como sujeto social la llevo a donde voy, al ámbito familiar, laboral, en este último, y respecto del ámbito de la justicia, hay muy marcadas jerarquías, que esto también es parte de nuestra cultura. Estamos hablando de una sociedad patriarcal, con un alto grado de machismo, en una sociedad que además, el hombre es preopinante sobre la mujer. El porcentaje de mujeres en cargos superiores, es inferior, y en los cargos de menor calidad, dentro de la justicia, es mayor", apuntó.
A su vez, manifestó: "Galtung es el autor de una teoría muy interesante para entender la mecánica de la violencia, la violencia directa que nosotros vemos, la del choque, de la muerte, de la violación, tiene como fondo raíces más profundas, que tiene ver con lo estructural, que a su vez tiene que ver con las estructuras que los propios sistemas establecen y dan respuesta a las necesidades de la población. La violencia que se expresa en el tránsito, más allá de las normas y de las multas que existan, está en que esas estructuras no están dando respuestas a las necesidades de esa sociedad".
"Toda nuestra legislación hace hincapié en la parte física del sujeto, no en lo psicofísico. No nos ven como una unidad psicofísica. En una ley de accidente de trabajo, se habla de las partes del cuerpo como tarifada, un dedo, una mano, una pierna, una gripe; todo lo que tenga una manifestación externa, toda la parte psicológica del sujeto. El estrés no constituye dentro del listado de enfermedades profesionales, no solo una enfermedad profesional, sino la causante de un montón de enfermedades", definió.
"Estaría bueno que todos los conductores pasen por alguna evaluación psicológica, con herramientas psicotécnicas"
"La gente no se golpea por hacer dos cuadras más, o tres menos. Hay una situación de tensión tan alta, social y particular. Hay una situación general de mucha violencia, hay diferentes maneras a veces de manifestar la violencia, genéricamente coincido con que hay violencia más afín a lo masculino, pero los niveles siguen siendo altos más allá de los genéricos y hay ambientes donde se piensa que todo se puede hacer. La percepción del ciudadano, es que nunca pasa nada, más allá de que posiblemente en este caso, algo suceda, por la intervención de fiscales y demás. El ciudadano promedio siente que no va a pasar nada", aseveró.
Para el psicólogo, "la gente sale a manejar, y no piensa que el otro se puede equivocar; cree que si hace una mala maniobra se lo hacen a propósito. Lo toman como una ofensa personal. Más allá de que a veces hay cosas que se hacen mal, hay errores".
"Hay muchas personas que tienen problemas de impulso ante ciertas circunstancias facilitadoras y pueden ser muy peligrosas; y hay personas que tienen cierto manejo de los impulsos, que esperan la oportunidad para cuando pueden, descargan su malestar ahí", apuntó el psicólogo.
Asimismo y en relación a los controles que se realizan para sacar la licencia de conducir, Sigal aportó: "No se controla el nivel de impulso, la potencialidad de comportamiento perturbador que pueda tener una persona".
"Para los choferes profesionales, tampoco está establecido cuáles son las pruebas que debe hacer el psicólogo: tiene que medir atención, tiene que medir comportamiento perturbador y tiene que medir impulso. Está bien, no es lo ideal, pero es algo. En los conductores no profesionales eso no se mide. Estaría bueno que para todos los conductores, se pase por alguna evaluación psicológica, con alguna herramienta psicotécnica", entendió.
Para el psicólogo, "también pasa que tenemos un problema para hacernos cargo de las cosas. La culpa es del otro. Al tránsito lo hacemos nosotros, salimos y cometemos infracciones; no lo hacen los extraterrestres".
"Cuando no respetamos las normas empiezan los problemas"
"Cuando no respetamos las normas empieza a haber problemas. Están para cumplirlas porque son para todos", agregó y resaltó que "es un error asociar que el incumplimiento de la norma va a tener una sanción porque como conductor sé que cuando me controlan me cuido de cumplir, pero cumplo porque me pueden llegar a controlar. Cuando sé que no hay control no me importa cumplir".
Asimismo, señaló que "yo veo que las personas, cuando pasan por calle Echagüe, van llegando al centro y se empiezan a poner el cinturón, se bajan el casco, dejan el teléfono. Saben que hay más posibilidad de control. Uno no se tiene que poner el casco porque le van a hacer una multa, sino porque es un elemento de seguridad, porque le va a proteger la vida".
"Para obtener la licencia de conducir a los conductores se les hace un examen psicofísico, pero en realidad es físico porque solo se comprueba si la persona ve bien, si tiene buen tiempo de respuesta, si escucha bien. La parte psicológica se les exige a los conductores profesionales, de transporte de pasajeros, como colectivos o camioneros. Se les entrega un test y un psicólogo les hace la prueba. El test es bastante básico, son tres ítems. Esto es algo nuevo, de hace dos o tres años", explicó.
Expresó que "en el 90% de los casos la gente va a decir que lo chocaron, que el inspector no vio. Nadie se hace cargo de lo que hace o no reconocen que están en falta. No reconocen sus errores".
"Estamos en una sociedad donde se confunden los valores, se confunden los derechos"
"Lo del video del machete puede ser una amenaza con armas y la escala punitiva puede ser de pena efectiva. Si son amenazas calificadas puede tener hasta 6 o 10 años, es un delito grave", dijo.
Aseguró que "estamos en una sociedad donde se confunden los valores, se confunden los derechos y se confunde qué se debe cumplir y que no. A veces se discute si algo está bien o no. Si alguien estaciona en nuestro garage es una contravención, pero rayárselo es un delito. No se puede meter todo en una bolsa, no todo es válido. No podemos estar discutiendo algunas cosas, es un absurdo".
"En la Justicia hay casos de violencia. Uno tiene que plantear y defenderse, ejercer los derechos, cuesta, desgasta. No es la misma posición que se tiene. Que un empleado discuta con un juez no es fácil porque le puede implicar perder el trabajo o ser desafectado", agregó.
"Donde hay violencia hay un conflicto no resuelto"
"Hablamos del hecho consumado, con accidentes, desencuentros. ¿Qué pasaría si habláramos de una sociedad armonizada, integrada, cohesionada, algunas cosas positivas? Hay espacios en la sociedad, donde hay integración, cohesión, armonía. Para lograr un espacio de paz debe haber esto, y los hay", manifestó.
En el mismo sentido, dijo: "Uno lo puede proponer, si quiero. Lo puedo proponer yo, empiezo a hacerlo yo, porque soy yo el que sale de la casa. No necesariamente tengo que contagiarme, del resto del mundo".
Taxistas: "Faltan controles, hay mucha falta de respeto en la calle"
Roberto Deve, Taxista, dijo que "se percibe el humor social pero el problema es que hay muchos autos, se ha incrementado el parque automotriz y son las mismas calles de antes, aparte de que todos andan nerviosos. Te cortan una calle, hay autos estacionados, el colectivo para mal y te para el tránsito, se hace un embotellamiento. Faltan controles"."Si habría más control, multas y demás sería todo mejor. En la plaza 1º de Mayo, donde tenemos la parada, la gente cruza el auto en cualquier lado para cruzarse a comprar la cajita feliz. No tienen problema si pasan colectivos o camiones. Se hace embotellamiento de cuadras", comentó.
Luis Santana, Taxista, expresó que "uno sigue la manada porque el que va manejando adelante no tiene en cuenta lo que pasa atrás. Está la falta de respeto y atrevimiento de la gente cuando maneja. Paran en cualquier lado, ponen baliza y los de atrás quedan frenados. No quieren dar lugar, hay mucha falta de respeto".
La opinión de los panelistas
El periodista Sebastián Martínez, señaló que "el contexto del tránsito en ciudades más caóticas tiene más seguido el tipo de acciones violentas. Es un poco la ley de la selva. Tampoco hay una autoridad que controle que se cumplan las reglas".
El periodista Javier Aragón, indicó que "la sociedad está violenta. En Paraná se conocieron dos videos: uno de un hombre que se baja de un auto y agrede con un machete a un motociclista. Además, en Colón un motociclista se negó a que le retengan su rodado luego de circular en contramano. Antes de dársela al personal municipal la prendió fuego".
El locutor, Alejandro Abero, expresó que "tenemos una gran parte de animalidad como sociedad. Pasa en todos lados, no solo en Argentina. Si se pone una ley no se puede cometer un error, hay que controlar".
El conductor del programa, Lalo Foncea, aseveró: "Es sensible el tema, pero es necesario abordarlo, porque todos estamos inmersos en esta problemática, que es el estado de ánimo colectivo y de cómo los espacios públicos y sociales se terminan convirtiendo en esa caja de resonancia, donde todos juntos confluimos y hacemos eclosión. Algunos podemos sentirnos en mayor o menor medida, partícipes de esto, pero a todos nos toca este tema. ¿Uno se puede llegar a acostumbrar a la violencia?".
La periodista Ana Tepsich destacó: "La reacción violenta y agresiva, en el tránsito, me parece que es más una cuestión masculina, porque, al menos yo, de alguno insulto, de adentro del auto, no pasa; es decir, el del otro vehículo no me escucha. Y me refiero a la reacción de bajarse del auto con un machete y arremeter de manera violenta contra el otro; a esto una mujer no lo hace".
La periodista Luz Alcain aseveró: "Me parece también que hay una sensación de que si no tenés respuestas de quién debiera poner orden, el orden lo pongo yo y cómo a mí se me ocurre".
