La chica, que había tomado algunos tragos, se sentó durante el concierto de una banda musical y eran ya como las 2.50 de la madrugada. A su lado estaba José Angel Prenda, con quien comenzó a charlar y a los pocos minutos se agregaron Angel Boza, Alfonso Jesús Cabezuelo, José Escudero Domínguez y Antonio Manuel Guerrero.
Apenas unos 10 minutos más tarde, los cinco hombres, de entre 24 y 28 años, la convencieron para ir a otro sitio y recorrer las callejuelas próximas a la Plaza de Toros. Confiados en su supremacía, dos de los amigos consultaron en un hotel "para follar", pero los rechazaron y entonces llegaron hasta la calle Paulino Caballero, donde tras una maniobra de engaño a una mujer que ingresaba a un edificio, Prenda franqueó el ingreso de los demás. A la joven la metieron a los empujones al ver que Boza la estaba besando.
El caso fue impactante porque mientras sucesivamente la penetraban anal y vaginalmente, la obligaban al sexo oral, dos de ellos registraban en video con sus teléfonos celulares. Antes de irse y abandonarla, Guerrero (el Guardia Civil) robó el teléfono de la mujer.
Adolorida, humillada y en un mar de lágrimas la joven de solo 18 años salió a la calle. También en un banco fue el cierre de la historia. Allí la encontró una pareja que le brindó asistencia y la puso a disposición de la policía.
Los análisis de sangre y orina confirmaron que la joven había ingerido alcohol, como era de esperar, ya que la nocturnidad en esas fiestas está regada por kalimotxo, una mezcla de vino con bebidas cola.
El juicio por La Manada generó una gran controversia en España, país que posee un código penal que difiere del argentino en lo que se refiere a los delitos contra la integridad sexual. Los videos en los que se ve a la joven ajena a cualquier participación fue clave para consolidar la imputación y el pedido de la fiscalía de hechos de agresión sexual continuados y una pena de 22 años de prisión para cada uno.
Sin embargo los jueces entendieron que hubo abuso sexual y no agresión sexual, lo que bajó la pena a 9 años de prisión. Incluso uno de los jueces indicó que no hubo delitos sexuales, esbozando la idea del consentimiento.
El 5 de diciembre pasado el Tribunal Supremo de Justicia de Navarra confirmó la pena pese a la disidencia de dos de sus cinco jueces, los que pidieron elevar a 14 años y medio la prisión para todos los imputados.
Mar del Plata, por ser oriundos todos los involucrados, y Miramar, por aportar el escenario, no salen tan rápidamente del asombro. Los próximos pasos judiciales resolverán la situación de Lucas Pitman, Emanuel Díaz, Roberto Costa, Juan Cruz Villalba y Tomás Jaime, amigos que salieron de juerga como los de Pamplona. (La Capital Mar del Plata)