Sociedad Tras la reparación

ARA San Juan: señalan que los sensores reemplazados no eran aptos para uso naval

En su exposición ante la Comisión Bicameral, el ingeniero Benito Fuks aseguró que el submarino usaba sensores de hidrógeno que ante una saturación de la atmósfera por incendio o inundación dejaban de funcionar.
En coincidencia con lo expuesto en la Comisión Bicameral por el ministro de Defensa, Oscar Aguad, quien insistió en que en el naufragio del ARA San Juan "tuvo mucho que ver la reparación de media vida" que se hizo durante el gobierno kirchnerista, un ingeniero naval aseguró que los sensores reemplazados durante la remodelación no fueron los adecuados.

El ingeniero Benito Fuks les explicó a los legisladores que integran esa comisión que los sensores de atmósfera que tenía el ARA San Juan no habían sido diseñados especialmente para el submarino.

"Fueron reemplazados por sensores industriales que en situaciones eventuales de la saturación de la atmósfera, como puede ser un incendio a una inundación, los mismos dejan de funcionar", admitió Fuks, quien fue el responsable de la instalación de los sensores de hidrógeno de la embarcación de guerra.

El experto reconoció que esos sensores no soportan la presencia de agua ni de demasiada concentración de gases en el ambiente, lo que generó la inmediata reacción de los legisladores.

Fuks es directivo de Service Instrument S.A., la firma contratista de la Armada especializada en la provisión e instalación de sistemas de detección de gases tóxicos y/o explosivos. Es la empresa que proveyó los cuestionados sensores de hidrógeno que fueron colocados durante la reparación de media vida del ARA San Juan.

La senadora Magdalena Odarda, que fue la encargada de abrir la ronda de preguntas, inquirió al testigo sobre el tipo de cableado utilizado, métodos de señalización sonora y/o luminosa, digital o analógica y demás particularidades del sistema.

El testigo, que se presentó dubitativo en varios pasajes de su exposición, solo pudo responder con algunas generalidades. Se excusó de brindar detalles técnicos endilgando al personal de la Armada la responsabilidad sobre la aprobación del sistema general de detección de gases explosivos y la calibración del mismo.

A su turno, la diputada Nilda Garré fue más incisiva haciendo propios los conceptos vertidos por la junta de accidentes integrada por conspicuos oficiales submarinistas. En tal sentido, interrogó a Fuks sobre la pertinencia de este sistema de sensores para uso militar (la misma fue cuestionada por los expertos del Ministerio de Defensa).

El ingeniero, que en un principio se presentó ante la Bicameral como experto en la materia, terminó reconociendo que en realidad es solo un representante comercial y que desconoce las prestaciones de los elementos provistos. Tampoco pudo precisar si hay elementos alternativos de uso militar en materia de sensores de gases.

"No estuve en el submarino, desconozco el comportamiento de este equipamiento cuando se moja, puede que funcione o puede que no", admitió el vendedor del sistema, que hoy aparece como el presunto responsable de la tragedia.

Unos de los expertos que asesoran a la comisión, el vicealmirante submarinista Jorge González, destacó que el sistema original de detección de gases permitía operar el sistema de detección de gases en forma más satisfactoria que el provisto en la reparación de media vida.

Otro experto submarinista al servicio de la Bicameral requirió al testigo sobre la ubicación concreta de los cabezales de los sensores, algo que el testigo tampoco pudo responder. Lo que sí pudo aclarar es que el cableado realizado durante la reparación de media vida no respetó las previsiones necesarias para evitar ser alcanzado por las llamas en el hipotético caso de un incendio local como el que se supone ocurrió en el banco de baterías número tres del San Juan.

Al término de la deposición, Infobae interrogó a dos peritos navales, quienes se manifestaron totalmente sorprendidos por los dichos del testigo. "Si bien hay que tener más detalles, en principio es gravísimo lo que escuchamos. Estos sensores claramente no eran aptos para el servicio naval", concluyeron de manera indubitable.
El turno del ex jefe de la Armada Almirante (RO) Marcelo Srur
El segundo testimonio de esta última reunión del año correspondió al anterior Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Almirante en situación de retiro obligatorio, Marcelo Srur, quien se abstuvo de hacer alguna declaración previa a su declaración testimonial.

En primer lugar, Nilda Garré consultó al ex jefe naval porque en medio de la tragedia ninguno de los mandos navales estaba en su puesto de trabajo y asimismo exigió del marino que ratifique o rectifique sus dichos sobre el poco ascendiente que tenía el desplazado Almirante sobre sus subordinados.

Srur, en su respuesta, recordó: "Yo no manejaba las operaciones navales. Eso era responsabilidad del almirante López Mazzeo, quien no me reportaba sus movimientos. Incluso se permitió acotar que a pesar de haberle efectuado reprimendas en ocasiones anteriores por su independencia de movimientos?. no me hacía caso".

Visiblemente molesto por el tenor de la dura requisitoria de parte de quien fuera su jefa durante el anterior gobierno, Srur ensayó diversos tipos de argumentos para justificar su total desconocimiento acerca de los acontecimientos que se habían sucedido a partir de las 08:30 horas del 15 de noviembre. Srur confesó: "Yo pensaba que el submarino estaba a la deriva pero a flote".

La ex Ministra de Defensa también quiso saber por qué Srur declaró en sede judicial que "si hubiera sabido el estado del submarino no lo hubiera dejado zarpar". Srur no pudo aportar una respuesta contundente sobre este tema. Una vez más dijo: "Estaba apto para navegar pero jamás para operar solo". En medio de su desarrollo teórico, el ex jefe estuvo a punto de inculpar al propio Comandante del San Juan, Capitán de Fragata Pedro Fernández, pero se desdijo sobre la marcha.

En una jornada donde las sorpresas se sucedieron sin solución de continuidad, Srur declaró que toda la información procedente de oficiales de inteligencia de la Armada de USA, se debió a gestiones personales del suspendido Almirante López Mazzeo, quien "jugaba por fuera de la Armada".

"Todo lo que procedió de USA fue una iniciativa personal de mi ex subordinado. La Armada jamás recibió información oficial de Estados Unidos" aportó Srur.

El mendocino Guillermo Carmona, a su turno, volvió a requerir de parte de Srur alguna precisión relacionada con la circunstancia del ocultamiento que el declarante realizó frente a las autoridades ministeriales sobre la gravedad de los hechos acaecidos el 15 de noviembre de 2017. Srur atinó a decir que a él tampoco le habían contado la verdad: "Al Ministro le dije lo que yo tenía. No me habían informado la verdad".

Srur no se privó en desnudar algunas de las internas que protagonizaron sus ex subordinados. Así, por ejemplo, detalló que envió al propio ex subjefe de la fuerza, Vicealmirante Máscolo, y que éste a las pocas horas lo llamó para decirle que "estaba siendo destratado por las autoridades navales locales". Dijo que tuvo que pedirle que se vuelva porque en Mar del Plata no los querían.

También se le preguntó al Almirante acerca de su negativa a considerar la participación de unidades navales británicas dotadas de "AUV". Sobre el particular, Srur reconoció que si bien recibió de parte de López Mazzeo el informe del ofrecimiento del Reino Unido, él le recomendó a Oscar Aguad que no lo aceptara en virtud del conflicto por Malvinas.

Reconoció asimismo que el Ministro dio su aprobación, pero la orden ministerial no se cumplió en forma inmediata. "Un almirante no puede permitir que el Reino Unido patrulle nuestras aguas", dijo. Finalmente el gobierno torció el brazo de Srur quien tuvo que aceptar la ayuda.

"Cada palabra que dice el almirante, nos deja más dudas acerca de cómo manejo la situación", sostuvieron reiteradamente los especialistas consultados por Infobae. La insistente intención de declararse presidente de cualquier responsabilidad sobre los sucesos no sirvió para otra cosa que para exacerbar el espíritu inquisidor de los legisladores. Aprecian en el entorno de la bicameral.

Siempre en uso de la palabra, el diputado Carmona recriminó al ex jefe de la Marina de Guerra la mala información suministrada a las familias a pesar que él tenía información contundente acerca de lo sucedido con el San Juan.

En otro pasaje de la exposición y en relación con el sumario (hoy dejado de lado) que oportunamente ordenara en contra de López Mazzeo y Villamide, Srur reconoció que no tenía la menor idea de la experiencia que tenía en la materia el oficial sumariante que se hizo cargo del tema. "La verdad solo confié en lo que me dijo el asesor jurídico de la Armada?tengo que confiar en lo que me dicen" se autoexculpó una vez el ex funcionario militar.

Imprevistamente, el ex Secretario General de la Armada y ahora asesor de la diputada Nilda Garré, Vicealmirante Bassi, le reprochó a Srur no haber seguido los procedimientos reglamentarios establecidos por el reglamento disciplinario militar a la hora de sumariar a sus subordinados. Este dato no es menor si se tiene en cuenta que ambos compartieron el consejo de almirantes durante el anterior gobierno.

La diputada Garré realizó un duro cierre, expresando el sentimiento de desilusión general que albergaba por la gran cantidad de veces que el hombre que condujo la marina durante casi dos años respondió "no sé, no recuerdo, no me avisaron, no me hicieron caso" y evasivas por el estilo.

Luis Tagliapietra, padre de uno de los marinos fallecidos y querellante en la causa, consultó al Almirante sobre por qué siendo que él mismo reconoce que el submarino no era apto para patrullar el mar en presencia cercana de pesqueros, permitió su zarpada. Por enésima vez Srur se defendió diciendo que no sabía que el San Juan sería empeñado en esa tarea.

En procura de un resumen acerca de las particulares afirmaciones del hoy apartado ex jefe naval, Infobae recabó la opinión de los principales expertos que siguen el tema. La opinión es tan lapidaría como unánime. "Srur era el funcionario naval de mayor jerarquía que debió haber prohibido la zarpada del San Juan. Si sus subordinados no le obedecían tendría que haber informado al Ministro de Defensa y luego pedir su retiro por la pérdida de su aptitud para el mando. Las confesiones realizadas por el Almirante comprometen gravemente su responsabilidad profesional y penal respecto a la tragedia".
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