Los inspectores de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad lo habían echado de calle Mitre, frente a Tribunales, donde el joven padre se ganaba la vida dignamente todos los días trapeando automóviles.
"Gracias a Dios que desde Tribunales se interesaron por mí y me autorizaron a que siga realizando mi trabajito y llevar algo de comer a mis hijos que todos los días me esperan con la alegría de recibir a su padre", dijo el hombre.
Y completó: "La verdad es que ayer (por el lunes) pensé lo peor, se me vino el mundo abajo pero hoy las autoridades de tribunales me autorizaron a seguir con mi humilde labor diaria", dijo al diario El Sol.