Desde ese momento, las opiniones inundaron las pantallas, las redes sociales y todos los medios de comunicación. En la casa, en el barrio, en el trabajo y en las calles, todos hablaban de la vergüenza que representaba el escándalo para el país y del escándalo que mostró lo peor de la sociedad.
El sacerdote Yacob, compartió un escrito titulado "¡No me avergüenza ser Argentino!", en el que defendió su argentinidad y apuntó contra los titulares en los medios que tratan a los argentinos con "desprecio y superficialidad".
Asimismo, el cura Yacob sostiene que "no somos ese país que ustedes dicen... vengan (al interior) y lo verán. No hablen en nombre de todos los argentinos, Argentina es más grande que la Capital que muestran los medios", resaltó el sacerdote.
¡No me avergüenza ser Argentino!
He visto titulares de noticias de medios de Buenos Aires que hablan de Argentina, en el marco de un partido de fútbol que no se jugó, y de los argentinos con mucho desprecio... Y mucho me apena que gente de mi provincia repita esas noticias o las trate con tanta superficialidad, llevándolo todo al campo de la ironía o la burla.
Me sale decirles, aunque no lo lean, que Argentina es mi patria amada, la que acogió a mis bisabuelos y donde hoy están sepultados ellos, mis abuelos y mi padre. Argentina es un gran país, riquísimo en sus habitantes, católico de nacimiento y Mariano por elección de la Virgen que está en cada rincón.
No somos lo que ustedes muestran por la tele o los diarios. El fútbol no es Argentina, Buenos Aires no es toda la Argentina, ustedes no son nuestros portavoces.
Yo les digo que no somos la vergüenza del mundo porque en la capital unos hombres cometieron un delito y les arruinó una "fiesta". En todo caso nos debe avergonzar todo pecado, toda maldad, toda esa indiferencia que no nos hace ver la necesidad de los otros: niños con hambre o víctimas de graves violencias o víctimas de la prostitución, hombres y mujeres sin trabajo o haciéndolo en situación precaria (muy precaria muchas veces), maestros y policías mal pagos, adolescentes (niños) y jóvenes sumidos en el callejón sin salida de la droga que los conduce a la muerte en vida... Podría enumerar mucho más...
Pero tenemos mucho de qué agradecer y sentirnos honrados de vivir en este país. Levantamos la voz por los niños aún no nacidos y los pudimos defender... ¿Eso avergüenza a mí país? Al contrario. Inmutables causas nobles son defendidas todos los días.
Sólo les digo, vengan a Santa Elena, vengan a tantos pequeñas ciudades y pueblos, y ahí mismo en la capital y el gran Buenos Aires, donde peleamos día a día contra muchas violencias, las que muchos medios no muestran porque no son contra "famosos" o no hay dinero detrás de ello. Levantamos bien alto la bandera, la luz de la esperanza para no decaer ante no pocos fracasos, pero seguimos en pie, confiados a Dios y a los hermanos con los que estrechamos lazos para caminar juntos.
No somos la vergüenza del mundo, no somos ese país que ustedes dicen... vengan y lo verán. No hablen en nombre de todos los argentinos, Argentina es más grande que la Capital que muestran los medios, Buenos Aires no es lo que quieren mostrar los medios. ¡Viva la Patria! ¡Viva Argentina!
Feliz de ser argentino y vestir su camiseta cada día.
Dios bendiga mí Patria, la Virgen sea su refugio.
