La barranca tiene una profundidad de 7 metros y si bien la naturaleza produce movimientos de costas, el derrumbe ha dejado de ser paulatino para acelerarse, dejando incomunicada a la población de este paraje hasta el mes pasado, cuando, gracias a la donación de terreno por parte de un vecino pudo habilitarse una nueva traza. Los vecinos sugieren que podría ser consecuencia de la extracción de arena realizada por barcos areneros en la creciente del 2016 en el lugar del derrumbe, lo que agravó la situación.
Han iniciado gestiones ante organismos provinciales como la Dirección Provincial de Hidráulica y CO.RU.FA para que determinen las responsabilidades y garanticen la transitabilidad y la seguridad de la Escuela.