Sociedad "La pobreza allí es cada vez peor"

Se realizó la segunda travesía solidaria de Gualeguaychú al Impenetrable

La ONG "Manos a la Obra" llegó este fin de semana del segundo viaje solidario que hizo este año a uno de los sitios más inaccesibles y carenciados del país. Llevaron un camión cargado con donaciones.
Por segunda vez en el año, la ONG de Gualeguaychú Manos a la Obra volvió a realizar una travesía solidaria a uno de los lugares más agrestes, salvajes, vírgenes y autóctonos de nuestro país: el Impenetrable chaqueño, una de las zonas más carenciadas y donde viven las comunidades Wichi y Toba.

Y aunque pasaron menos de cuatro meses del último viaje, y sin opacar la felicidad por haber una nueva acción solidaria de incalculable valor, el agravamiento de la pobreza y la miseria en el Impenetrable se notó mucho más esta vez, algo que generó una preocupación y una tristeza extrema entre los que formaron parte de la travesía.
"La situación está cada vez peor: hay muchas enfermedades, muchos niños desnutridos. Molesta mucho ver lo precario de esta situación y cómo día a día empeora más", lamentó Fabián Trípodi, integrante de la agrupación solidaria y alma mater del equipo luego de arribar a Gualeguaychú.

"La última vez que estuvimos allá fue en mayo, y en este corto período de tiempo se notó mucho que la situación de esas personas es muchísimo peor, y de una manera calamitosa. Esta vez sentimos la pobreza de allí más que nunca: todos los días aumenta la miseria, y tienen cada vez menos recursos y ayuda", informó en declaraciones a El Día.

La segunda travesía solidaria de "Manos a la Obra" de este año (la octava desde que comenzaron con esta aventura en 2010) partió de Gualeguaychú el 27 de septiembre y regresó este fin de semana. Gracias a la colaboración de personas de la ciudad y también agrupaciones de afuera (como Buenos Aires o Campana) lograron llenar un camión con comida ropa, calzados, remedios, artículos de primera necesidad y juguetes para los más chiquitos. En total, el cargamento solidario estuvo valuado en 4 millones de pesos.

Y con todo lo donado partieron al Impenetrable Chaqueño, un lugar que para llegar hay que sortear caminos prácticamente inexistentes y lugares donde lo salvaje es quien pone las reglas.
"Los caminos se hacen cada vez más angostos, rústicos e intransitables, sobre todo si llueve. Y afuera de los vehículos, el peligro está siempre presente: estás en un territorio totalmente salvaje: hay víboras, bichos y animales realmente peligrosos", relataron los integrantes del grupo, quienes sin embargo no ven a la travesía como algo negativo: "Es una aventura impagable, y estar con la comunidad Wichi y Toba es una experiencia única".

Como todas las veces que fueron allá, la base de operaciones fue la localidad de Misión Nueva Pompeya, en Chaco. Y la primera pista de que la pobreza había ganado terreno más que nunca la tuvieron cuando no más llegaron.

"Había 70 u 80 personas esperando allí para poder recibir algo, lo que sea. Se vinieron caminando de todos lados para poder tener un poco de comida lo antes posible. Están desesperados", grafica Trípodi, quien contó también que una vez que estacionan el camión se pasaron el resto de los días recorriendo parajes, escuelas y comunidades a los cuales sólo se pueden llegar con camionetas 4×4.
Sitios como Palo Dulce, Palo Rojal o Kilómetro 8 son algunos de donde la pobreza se siente como de manera directa y violenta, como una cachetada en el medio de la cara. Entregan todas las donaciones directamente en las manos de los que las necesitan, sin intermediarios o punteros. Manos a la Obra junta y Manos a la Obra entrega.

El grupo conversa con todos, les preguntan cómo están, qué necesitan, en qué pueden ayudarlos. Y una vez que las necesidades están a la vista, desde la camioneta bajan todo y reparten según lo que sea que esa persona esté necesitando. Una labor solidaria, pero también personal, mirando a los ojos, repartiendo todo no de manera mecánica sino con acompañado por un abrazo.

La última parada del viaje fue la comunidad de Palo Dulce, una de las más carenciadas de la zona y por ende del país. Para decirlo directamente, falta todo, y todo sirve. La escuelita del lugar vuelve a ser una vez más el escenario donde la agrupación se reencuentra con los habitantes. Y aunque los abrazos y el agradecimiento reconfortan el alma, el sabor agridulce de que todo está cada vez peor gana terreno. Por lo pronto "Manos a la Obra" seguirá haciendo lo que mejor sabe hacer: juntar donaciones para poder realizar una nueva travesía lo antes posible, con la esperanza de que finalmente el Estado haga algo para revertir esta situación.
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