Sociedad Tucumán

Espera el colectivo armado con un cuchillo tras sufrir un violento asalto

Intervino para defender a una mujer que estaba siendo asaltada en San Miguel de Tucumán y le pusieron una pistola en la cabeza. "Fue un momento terrible. En las paradas de colectivos no perdonan ni a las mujeres con bebés en brazos", dice.
Espera el colectivo armado con un cuchillo tras sufrir un violento asalto
Foto: Espera el colectivo armado con un cuchillo tras sufrir un violento asalto
Crédito: La Gaceta de Tucumán
Por la cantidad de ataques que se registran en las paradas de colectivos, la calle Inca Garcilaso parece una de las preferidas por los ladrones en moto que operan en algunos barrios de San Miguel de Tucumán.

Los casos se multiplican a lo largo de esa arteria. En cada refugio hay un usuario de que fue víctima o testigo de un robo. La mayoría de esos hechos se registraron en Villa Amalia y en barrio Terán, según publica el diario La Gaceta.

Uno de esos casos es el de Héctor Gasser. "El Tano", como lo conocen en la zona, reside en inmediaciones de Inca Garcilaso y Congreso. Hace dos días sufrió un violento robo en la parada. Desde ese momento, espera el colectivo con un cuchillo a la altura de la cintura.

"Yo había ido a cargar la tarjeta Ciudadana para poder viajar. Pero en ese momento vi que llegaron dos tipos y asaltaron a una mujer. Entonces yo intervine para defenderla. Uno de ellos me puso una pistola en la cabeza. Fue un momento terrible", recordó.

"Creo que no queda otra que defendernos entre nosotros. Esto no pasaría si hubiera más controles. Los motochorros hacen lo que quieren por esta zona. Se suben a la vereda y atacan con total impunidad. No les perdonan ni a las mujeres con bebés en brazos", señaló.

Gritos en la noche

Lucía Juárez, otra vecina del barrio tucumano Villa Amalia, confirmó que los motochorros operan intensamente por esas calles. "Los asaltos son permanentes, a toda hora. Por la noche, desde mi casa, escucho cómo gritan pidiendo auxilio las mujeres cuando las asaltan", señaló.

"Por suerte yo vivo al frente de la parada. Espero el colectivo en la puerta de mi casa y salgo corriendo cuando veo que viene. A última hora de la tarde es lo peor. A mí no me queda otra que salir porque tengo que buscar a mis hijos de la escuela", agregó.
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