Alan González (9) ensayaba la promesa de lealtad a la Bandera en junio pasado en la escuela Malvinas Argentinas de San Juan. El niño cayó sobre un palo y se lastimó el intestino por lo que fue operado. Días después, recibió el alta y volvió a su casa. Incluso logró cumplir la promesa a la Bandera. Sin embargo, el sábado pasado volvió a ingresar al quirófano para pasar la última operación y comenzó el capítulo más duro de esta historia.
Tras salir de la cirugía, el niño tuvo vómitos, convulsionó varias veces y hasta tuvo un paro cardíaco, según dijeron sus papás. Luego fue entubado y sedado para estabilizarlo, pero nunca más despertó.
En diálogo con Diario de Cuyo, los familiares del nene lo describieron como "un flaquito simpático", que siempre estaba de buen humor y era muy compañero de sus hermanos de seis a dos años.
"Cuiden a sus hijos, abrácenlos, traten de jugar. No todo es trabajo en la vida. Dedíquenles amor y atención. Él estuvo jugando un juego inocente y ahora lo tengo en el cielo. Yo ya estoy muerto, nadie me va a devolver a mi bebé. Jugamos el día anterior a la pelota, no lo puedo creer", dijo el papá de Alan, Sebastián González.
Atravesados por el dolor, los papás de Alan tomaron la decisión de donar los órganos del pequeño fallecido. "Hay otro angelito al que le deben hacer falta", expresaron.