Sociedad

Pensó que tenía tumores pero en realidad estaba embarazada de cuatrillizos

Hace poco más de un año, ya separados de sus respectivas parejas, Luciano y Jéssica se encontraron en Córdoba. Ella empezó con nauseas, se hizo un test y descartó embarazo, pero pensó que tenía una enfermedad.
Vivían a más de 1.300 kilómetros de distancia pero se conocían desde que eran chicos. Luciano vivía en Tinogasta, Catamarca, la misma ciudad a la que Jéssica viajaba cada año para pasar los tres meses de verano con sus abuelos. Se conocían de vista pero nunca habían conversado y, cuando crecieron, cada uno formó pareja -ella tuvo un hijo al mismo tiempo que él, a la distancia, tuvo una hija-, y se perdieron el rastro.

"Pero siempre estuve enamorada de él, esperaba todo el año para verlo", dice ella ahora a Infobae, con pudor. Hace poco más de un año, ya separados, Luciano García y Jéssica Cruz encontraron en Córdoba un punto medio para verse.

"Lo hicimos durante siete meses. Nos subíamos a un micro o buscábamos ofertas de avión. Hasta que él me dijo: 'bueno, me la juego', me voy a vivir a Buenos Aires con vos". Luciano llegó en septiembre a Libertad, en Merlo, donde Jéssica vivía con su mamá y su hijo. Tenía 24 años y el desafío de encontrar un trabajo. Al mes siguiente, Jéssica empezó con náuseas, vómitos y fuertes dolores de espalda.

"La verdad es que no me preocupé tanto: habíamos tenido relaciones sin cuidarnos sólo una vez, te lo juro por Dios", se ríe ahora. El test arrojó un resultado incierto: una línea de un color estridente; la otra, de un rosa más apagado. El análisis de sangre confirmó que estaba embarazada.

"Fue muy rápido pero bueno, estábamos contentos", dice ella. No era la situación ideal: Jéssica trabaja en la administración de una empresa química en Haedo -gana 8.000 pesos por mes-, Luciano seguía sin conseguir trabajo y tenía una hija en Catamarca. Además, vivían en la casa de la madre de ella, que es empleada doméstica.

"Así que fuimos a hacer la ecografía. La ecógrafa me puso el gel en la panza y, apenas miró el monitor, se le transformó la cara. Miraba la pantalla, abría grande los ojos y repetía: 'No puede ser'. No dijo nada y salió a buscar a más médicos", cuenta. "Miré la pantalla y pensé que era cáncer, pensé que todo eso que se veía eran tumores y no había sabido cómo decírmelo".
Luciano se quedó en silencio cuando su novia lo miró asustada. "Yo también pensé que le habían encontrado una enfermedad", confiesa a Infobae. La ecógrafa volvió a entrar al consultorio acompañada de un obstetra y otra especialista en diagnóstico por imágenes. "Decían 'no puede ser, mirá', 'uhh' 'siii, es así', 'nunca vi algo así'. Estaba tan asustada que no me animaba a preguntar".

Cuando se animó a preguntar qué estaba pasando, la respuesta fue: "Bueno papis, están esperando cuatro bebés. Parece que dos son gemelos y los otros dos son mellizos". Jéssica empezó a llorar: "Pensé 'mi mamá me mata'. Estuvimos todo el viaje de vuelta pensando excusas, porque le habíamos dicho que íbamos al gastroenterólogo. Pero se ve que ella ya sospechaba y nos estaba esperando en la puerta".

Cuando Jéssica le dijo "estoy embarazada", su mamá respiró hondo. "Creo que me quería comer viva", se ríe. Fue Luciano quién le dijo que no estaban hablando de un bebé. "Déjense de joder, cómo me van a hacer un chiste así", contestó su suegra. Luciano siguió: "Tampoco son dos, tampoco tres. Mi mamá se empezó a tambalear, pensé que se desmayaba". A la semana siguiente, él consiguió trabajo en una gomería. Hoy es franquero, trabaja de noche.

La siguiente ecografía mostró que cada uno estaba gestándose en una bolsa diferente. Y pese a que le dijeron que era probable que pasara el embarazo internada y que alguno de los cuatrillizos no llegara a desarrollarse, los bebés -dos varones, una nena y un dudoso- están mejor de lo que esperaban. El más grande ya pesa 1,405 kg, el que sigue 1,210 kg., el otro 1,200 kg. y la nena 957 gramos.

"Estamos felices pero preocupados", dice ella. "Yo tengo un hijo de 3 años, él una hija y ahora vienen los cuatrillizos. Por ahora los vecinos nos están regalando ropa, la obra social nos va a dar la leche por un año y en el sindicato me van a dar los pañales por tres meses. Después no sé, mi idea es tomarme dos meses de licencia y volver a trabajar pero no sé si voy a poder". Si no hay complicaciones, los cuatrillizos García nacerán el 19 de mayo, cuando su mamá complete las 34 semanas de gestación.
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