Fernández había tomado el vuelo de la medianoche junto a su novia y cruzó el mundo con el sueño de defender su título en el primer Grand Slam del año. Pero cuando llegó al aeropuerto se topó con una noticia inesperada: el cuadro de su silla de ruedas no había sido enviado. Sin eso, no puede entrenarse y mucho menos salir a la cancha para disputar un torneo.Habemus silla de rueda. Ahora si arranca la temporada. Gracias a toda la gente en Rio Tercero y Cordoba que dejaron todo para ayudarme. Al ENARD que siempre está, y sobre todo a Diser Viajes que gestionó todo de primera en semejante emergencia.
— Gusti Fernandez (@gustifernandez4) 5 de enero de 2018
Desde ese momento comenzó el periplo del tenista cordobés de 23 años campeón de Roland Garros en 2016 y de Australia 2017, en singles, y de Wimbledon 2015 en dobles. Lo primero que hizo Fernández fue catarsis a través de su cuenta de Twitter al ver que la aerolínea Air New Zealand no le ofrecía respuestas a su reclamo.
"Me perdieron mi silla de ruedas y no tuvieron la cortesía de contestar el teléfono en todo el día. Por favor, comuníquense conmigo lo antes posible".
Una hora más tarde, la cuenta oficial de Air New Zealand respondió: "Hola Gusti, lamentamos mucho oír esto. ¿Podrías mandarnos un mensaje directo para más información?". Mientras tanto, desde Argentina familiares y amigos del Lobito empezaron a gestar un plan para solucionar el inconveniente del tenista número uno del mundo del ranking de la International Tennis Federation (ITF).
"La silla se divide en dos: por un lado la estructura y por el otro el cuadro, que es lo que se hace a medida. Eso es lo más importante, porque está hecho con las preferencias de Gustavo. No es algo que se pueda conseguir allá en Australia", le explicaba a Clarín Agustín Segreti, amigo de Fernández y el encargado de la logística desde Córdoba.
"Hay un cuadro alternativo, que tiene Gustavo en Río Tercero y que está en desuso. La idea es mandarlo para Australia, así puede empezar a entrenarse", detallaba. Y el cuadro alternativo partió desde Córdoba, pero la aerolínea ya localizó el cuadro titular, por lo que el deportista argentino tendrá los dos en Australia.
Una vez que encontraron el cuadro de la silla, Fernández recuperó la alegría y volvió a escribir en Twitter para agradecerles a todos los que le dieron una mano. Gustavo Fernández ya está en Australia con la intención de repetir la hazaña en el primer Grand Slam del año, que se juega del 24 al 27 de enero. Aunque el calendario de la ITF presenta dos escalas para llegar de la mejor manera: Sidney (del 19 al 13 de enero) y Melbourne (del 16 al 20), donde se consagró campeón en 2017.
El antecedente
No es la primera vez que Fernández sufre un inconveniente con una aerolínea. En mayo de 2013, viajó de Buenos Aires a Madrid con Air Europe y cuando arribó le entregaron su silla de ruedas rota.