Luego de varios meses de espera, en mayo de este año llegó el tan esperado trasplante de médula ósea. Los resultados no fueron los esperados porque, a pesar que la médula comenzó a funcionar, las células cancerígenas no se extinguieron por completo. Las complicaciones de salud avanzaban semana tras semana, hasta que una meningitis la llevó a la Terapia Intensiva, donde pasó sus últimos quince días de vida.
Ahora, su mamá Natalia y su hermano Alexis la llevarán para siempre en su piel con un tatuaje.