El buque polar ya culminó las pruebas de mar y ahora, con un equipo de técnicos del astillero Tandanor a bordo, comenzó a desplazarse sobre los packs de hielo de diferentes espesores para completar la preparación técnica antes de ser entregado formalmente a la Armada Argentina.
El objetivo es verificar su comportamiento y respuesta en navegación en aguas frías y de hielo de distintas características tras el proceso de reconstrucción y modernización al que fue sometido luego de que sufriera un incendio en 2007 que lo mantuvo una década fuera de servicio.
El jefe de Pruebas de Tandanor, José Luís Pérez Varela, explicó que las evaluaciones se realizan sobre dos espesores de hielo, la de navegación en campo de hielo plano -a velocidad y potencia constante- para determinar la capacidad del buque hasta un metro de espesor uniforme, y la de penetración por impacto o ramming, cuyo objetivo es determinar la fuerza y capacidad de penetración en campos de espesores superiores a tres metros.
Además del equipo de Tandanor, se encuentra embarcado personal de la División Glaciología del Servicio de Hidrografía Naval, que provee asesoramiento sobre cuál es el lugar donde encontrarán el hielo necesario para la prueba.
Con esta navegación, culminará una etapa en la que los esfuerzos mancomunados del Ministerio de Defensa y Tandanor, apoyados por la Armada Argentina, lograron el mayor desafío y proyecto de ingeniería naval de nuestro país en las últimas décadas.
Tras el proceso de reconstrucción y modernización, el Almirante Irízar se convirtió en un rompehielos único en el hemisferio sur: incorporó tecnología de última generación, duplicó su capacidad de transporte de Gas Oil Antártico e incrementó en un 600 por ciento la cantidad de espacio dedicado específicamente a la investigación científica.