El desafío lo plantearon dos docentes que se encargaron de acercar la propuesta al vicedirector del establecimiento, Daniel Sosa y al profesor José Alegre, quien dirigió a los estudiantes en el proyecto. La familia de Benicio se reunió con los alumnos para explicarles las dificultades que tenían para acceder a una silla de ruedas que ayude al pequeño.
Los jóvenes se entusiasmaron y un mes después presentaron la silla, fabricada con caños, una sillita de las que usan las bicicletas para llevar a bebés, ruedas de muebles y ruedas de bicicletas también.
El pequeño dominó la silla inmediatamente sin que nadie le explicara cómo usarla, emocionando a todos."Nos propusimos conseguir las cosas, algunas las conseguimos de la escuela otras las compramos con nuestra plata y las fuimos ensamblando y pintando acá", dijo el docente José Alegre.
"Fue algo fantástico, hicimos la sillita casi sin saber cómo era él y cuando lo pusimos fue tremendo. A los minutos de sentarlo, él apoyó las manos sobre las ruedas y tendió a moverlas", contó.