Sociedad Gualeguaychú

Malestar entre almaceneros por la instalación de supermercados chinos

Según denuncian desde el sector, los supermercados de origen asiático se ubican en puntos estratégicos de la ciudad y como consecuencia de la competencia, muchos pequeños comercios se ven obligados a cerrar sus puertas.
Desde el Centro de Almaceneros de Gualeguaychú ven con preocupación la instalación de supermercados, cuyos dueños son de origen asiático, porque según denuncian, se ubican en puntos estratégicos de la ciudad y como consecuencia de la competencia, muchos pequeños comercios se ven obligados a cerrar sus puertas.

Al respecto, Hipólito Leuze, presidente de la entidad, indicó: "Se están ubicando en puntos estratégicos, y a los almacenes, la venta les bajó un cincuenta por ciento". Para muchos de ellos es el único ingreso en la familia, y por ende complica también la economía doméstica.

"El plan de los chinos es poner precios bajos para destruir a los almacenes, liquidar el mercado interno, y después terminar vendiendo a precios normales", manifestó Leuze.

En general es lo que ha sucedido en la mayoría de los que llevan tiempo instalados en Gualeguaychú atrayendo a los clientes con algunas ofertas, que para los almacenes es el precio de costo al comprarlos, y por ende es imposible igualar o mejorar el precio.

La cantidad al momento de comprar en las distribuidoras locales por ejemplo, es uno de los puntos débiles de los almacenes. Los chinos pueden hasta poner el precio porque compran 100 paquetes de un producto determinado, mientras que el almacén solo puede comprar diez y volver a reponer cuando termina de venderlo. Para las distribuidoras, aunque deban bajarles el precio, en la ecuación costo-beneficio, es mayor este último porque concretan la venta en un solo lugar y en un solo día, ahorrando combustible, horas de trabajo y tiempo de espera en la recorrida por almacenes que a veces se hace en una semana. Lo mismo sucede con los productos de fabricación local, donde Leuze incluso recordó que "un producto que se fabrica acá, nosotros descubrimos que lo traen de Rosario y lo venden a un precio que para nosotros es inferior al que pagamos de costo. Cómo hacen, no sabemos", reflexionó.

Para los vecinos en los barrios, la instalación de un supermercado chino, además de ser una novedad, significa comprar "más barato y con más variedad", pero siempre "al contado". Trabajan con tarjetas de crédito o débito, pero la gran mayoría no respeta la ley que obliga a facturar sin interés cuando la compra se hace en un solo pago. Si el cliente nota el recargo, que va del 5 al 10 por ciento, y hace el reclamo, optan por devolver en dinero el importe que no corresponde cobrar, y evitar el tiempo y los inconvenientes que genera anular una venta en el sistema de posnet. En las oficinas de Defensa al Consumidor son casi nulos los reclamos por este tema, a pesar de la ley que habilita a realizar los mismos.

Otro de los puntos que se marcan como importantes y preocupantes, es que no generan mano de obra y en el caso de hacerlo, el pago no corresponde con la cantidad de horas y días de trabajo y el personal cambia constantemente. Para los almacenes, casi todos emprendimientos familiares, también es imposible competir con esto, publicó Radio Máxima.
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